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LIV KRISTINE + ECOR + ROLAND BLIESENER
30.11.2024, Alte Seminarturnhalle, Nagold

Texto y fotos: Marc Gutiérrez

Quiero empezar este nuevo capítulo en mi cuaderno de Bitácora retrocediendo un año en el tiempo. Quiero empezar a hablar de Nagold’24 haciéndolo de Nagold’23. Os he explicado muchas veces lo especial que es el concierto anual de Liv Kristine en Alte Seminarturnhalle y algunos, muchos, de sus entresijos, aunque no todos. Tampoco lo voy a hacer ahora. Pero si os voy a contar que el nuevo cambio de fecha al último fin de semana de noviembre fue todo un éxito en cuanto a asistencia de público, venta de merchandising, organización logística del concierto e incluso a la hora de conseguir vuelos más económicos. Tras ese concierto estuve hablando con Liv y Michael, su marido, y les dije, en tono de broma, que todo era perfecto salvo que el Weinachtmarkt (Mercado de Navidad) de Stuttgart no estaba puesto tan pronto. Charlamos, debatimos y reímos sobre ello.
Sí, casualidad o no, lo cierto es que finalmente el concierto de 2024 tuvo lugar el 30 de noviembre, cuando ya está el mercado abierto. Se barajó también la fecha del 23 de noviembre, pero finalmente sus fans pudimos caminar por las calles de la capital de Baden-Württemberg y disfrutar de la magia pre navideña. Recomiendo encarecidamente esta visita si viajáis a Nagold.

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Ahora sí, cierro paréntesis y vuelvo al presente.
Este año ha sido tremendamente complicado para mí, he estado ausente de muchas cosas, de muchas actividades y de muchas personas y no tenía claro mi viaje a Nagold. De hecho, apenas lo decidí tres semanas antes y puestos a organizar vi que a Múnich al día siguiente llegaba la gira del año para los amantes del Thrash Metal, nada menos que Kreator + Anthrax + Testament. Así las cosas, un fin de semana perfecto para cambiar de aires, desconectar del mundo y dedicarme a mí mismo, que tan necesario resulta y que, por lo general, tan poco hacemos.

Stuttgart 4

Madrugué y mucho, a las 03h30 de la mañana, para coger un avión bien tempranero. Liv, Stuttgart y Nagold esperaban. Creo que coger el primer vuelo de la mañana es una de las mejores opciones cuando haces un viaje tan cortito pues te permite caminar mucho para conocer muchos rincones de la ciudad que vas a visitar.
Siempre se ha dicho que Stuttgart es una ciudad bien fea. Debo reconocer que no la conozco a fondo, ni mucho menos. Acostumbro a visitar los mismos lugares cada año porque en época pre navideña, a mi parecer, ofrece una estampa preciosa. Es cierto también que voy añadiendo algunos lugares céntricos, cerquita de Königstrasse. Esta larguísima calle comercial, con su mercado de fruta y verdura que alberga cada sábado, el Weinachtmarkt, varias tiendas donde encontrar música, algún centro comercial y un buen CurryWurst te dan para pasar unas horas maravillosas y marcharte pensando que Stuttgart en una ciudad preciosa. Al final, como todos los lugares, tiene su encanto aunque no es menos cierto que su atractivo turístico no es especialmente reconocido en las guías de viajes. Dicho esto, también afirmo, y categóricamente, que su mercado de navidad es mucho más bonito que el de una ciudad del nivel de Münich.
Una temperatura más que agradable de día, con 10ºC y un sol de justicia me acompañaron en mi paseo hasta que emprendí mi viaje a Nagold. Tren a Herrenberg primero y autobús X77 después. De repente se desplomó el termómetro y empezó a lloviznar. Daba la sensación que podía ser agua nieve. No fue así, quizá me pudo más la ilusión y las ganas de una nevada que otra cosa.

Nagold 7

El paseo en autobús resulta agradable y tranquilo. Uno no está muy acostumbrado a escuchar el silencio en el transporte público. Al bajar del bus en la ZOB, la estación central de autobuses, reconozco el paisaje y me siento bien, me siento cómodo y esbozo una sonrisa. Me alegra estar en Nagold, disfruto, estoy cómodo y a gusto.
Como Nagold habrá muchos pueblos en Alemania. Quizá en otros países también. Rodeado de montañas, muchas zonas verdes para pasear, un río que cruza el pueblo, un bonito casco antiguo y calles empedradas, donde se mezcla el comercio local y algunas grandes cadenas comerciales y con una población que parece vivir en paz y tranquila. Una especie de paraíso alejado de las grandes ciudades y adentrado en el interior de la región.

Elijo, una vez más, hospedarme en Art Hotel. Viajo solo, no soy muy sibarita con los hoteles y doy preferencia a hacer turismo, caminar, conocer nuevos lugares y aprovechar al máximo el tiempo del que dispongo por lo que (casi) cualquier sitio me va bien para darme una ducha y dormir tres o cuatro horas. No digo con esto que éste sea un mal hotel, ni mucho menos, solo que los hay mejores. Eso sí, si tienes previsto ir a Nagold ten presente que la oferta hotelera no es muy grande y no es nada barata.

Nagold 1

Tras pasar por el hotel a hacer el check-in, descansar unos minutos y dejar la mochila, me dirijo a Alte Seminarturnhalle. Este año se me ha hecho un poco tarde y llego allí pasadas las 19h00 por lo que no albergo ninguna posibilidad de ver la prueba de sonido de ninguno de los artistas. Quizá mejor para dejarme sorprender, aunque reconozco que me gusta ver los entresijos del concierto.
Llegando a la sala me cruzo con Liv y Michael, que iban al hotel a llevar su equipaje. Echamos a correr y nos abrazamos. Ni tan mal para ser el primer contacto.
Llego al antiguo gimnasio y cojo sitio, la mesa que hay justo delante de Sascha y Liv, la de cada año y donde nos sentamos algunos amigos. En esta ocasión Pascal, Sandra, Angelo, su prima y una amiga me acompañan para pasar una velada maravillosa. Charlamos, reímos, nos ponemos al día, cenamos, bebemos… vaya lo que suelen hacer los amigos, solo que nosotros solo nos vemos una vez al año. Mientras esperamos a que nos sirvan la cena, llega Märiel Röhrbach a saludarnos junto a Frans, su pareja, y Chantal ¡Qué gran noche pasamos todos juntos!

En eso aparece en el escenario Roland Bliesener que, con su teclado, nos ofrece un compendio de canciones aderezado por discursos que, en alemán, no consigo entender. He podido verlo dos veces en directo y lo cierto es que me resulta muy entretenido.

Roland Bliesener 2

Aunque musicalmente no tiene nada que ver con Liv siempre he agradecido su actuación por cuanto es dinámica, amena y algo que normalmente no veo en directo. Teniendo en cuenta que en Nagold se da cita mucha gente del pueblo, mucha gente de media edad en adelante, que poco o nada tienen que ver con Liv, su música y el Gothic Metal, entiendo que una actuación como la de Roland resulta balsámica y casi necesaria para gran parte de la concurrencia.
Pude hablar con él en camerinos y me comentaba que igual en 2025, por fin, se decidía a grabar sus canciones en un disco y desde esta tribuna lo animo a que lo haga.

Roland Bliesener 1

Acto seguido se presentaba en el escenario Ecor, que es el nombre artístico de Rocco Cogliati, amigo de Liv y de muchos de los presentes y con quien he compartido varias experiencias en Nagold en los últimos años. La propuesta de Ecor no tuvo nada que ver ni con la de Roland ni con la de Liv. La suya fue más bien una experiencia sensorial. A través de su Ambient era fácil cerrar los ojos y dejarse llevar a través de bellos paisajes, mundos en paz y sentir el olor de la hierba mientras caminas por el campo.

Ecor 1

Evocador, sensible y estremecedor por momentos resultó un concierto que recorrió gran parte de su debut ‘Airways’ aunque en el final del concierto nos presentó un nuevo tema, “Wooden song”, que formará parte de su nuevo disco, en el que está trabajando sin prisa pero sin pausa. No es fácil llenar un escenario siendo un solo músico, con sus sintetizadores y sus auriculares, y Ecor nos hizo soñar llevándonos de la mano a un universo idílico.

Ecor 2

Hay quien me pregunta si no me canso de ver a Liv Kristine en directo, y que sea siempre en el mismo sitio ¡Claro que no me canso!
Para mí ir a ver a Liv es una experiencia, un pack completo en el que todo tiene su importancia, en el que todo juega su papel. Ir a ver a Liv a Nagold significa ver un concierto, hacerlo de forma agradable, íntima, sentado, cenando, en buena compañía porque me reúno con amigos con los que solo coincidimos allí, un post concierto de risas y hasta lágrimas, charlas cómplices, beber buen vino blanco, abrazos, departir con la Liv Kristine amiga, charlar y conocer a sus músicos, comprar merchandising y no tener prisa para nada. En Barcelona, como en muchos sitios, estamos acostumbrados a que recién termina un concierto te inviten a salir de la sala rápidamente mientras que en Alte Seminarturnhalle el after party se prolonga hasta la madrugada.

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Desde hace ya varios años, Liv divide sus conciertos en dos partes. No es ni mejor ni peor, es solo lo que hace. Debo reconocer que me sorprendió que no interpretara ningún tema de la reedición de “Deus ex machina”, su último lanzamiento, pero me comentaba que quería asentar el repertorio de Wacken. Un equilibrio complicado ese.
Antes de empezar el concierto apareció por Alte Seminarturnhalle Chris Lukhaup, bajista original de Leaves’ Eyes y con quien Liv fundó Leaves’ Eyes. Empezaron las especulaciones sobre si Chris subiría a tocar con Liv pero finalmente no hubo suerte.

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El arranque con “Shaolin me” y “River of diamonds” encaja y el concierto coge ritmo desde el inicio y, desde los primeros compases, Liv se mete al público en el bolsillo. No para de gesticular, de hacer guiños a sus fans mientras canta y baila. Lo he dicho muchas veces, Nagold es un evento especial.
La banda lleva ya tiempo tocando junta y eso se nota, están cada vez más compenetrados. Eso se nota en un repertorio que está muy ensayado y trabajado.
Llegaba “Love decay”, un tema que nunca fue de mis preferidos pero que debo reconocer que, a base de escucharlo en directo, cada día me gusta más. Eso sí, goza del favor de sus fieles que se contonean con su ritmo pegadizo.

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Llega el tramo Theatre of Tragedy con los clásicos “Image” tan bailable como necesaria, y “Siren”, el clásico por excelencia de su repertorio ¡qué maravilla, que forma de desgranar emociones! Se contaban las sonrisas por cientos mientras dos fans gritaban que venían de Siberia para ver el concierto. Lo nunca visto, cada año viene gente de más lejos.
Pero lo realmente especial de esta edición llegaba a partir de este momento, con cinco piezas que Liv ha recuperado de su etapa en Leaves’ Eyes.
Nos presentó a Christian Rohr, un músico del área de Stuttgart, amigo y músico de Liv y en su momento de Leaves’ Eyes y habitual en el escenario de Nagold para interpretar con ellos la tradicional “Scarborough fair” como gaitero y flautista. Sobra decir que el resultado fue estremecedor. Y la siguiente pieza fue la siempre especial “Norwegian lovesong” con la que Liv quiso recordar los inicios de Leaves’ Eyes y, como no, se la dedicó a Chris. Un gesto precioso y una interpretación fantástica.

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Terminaba así la primera parte del concierto. Unos minutos para departir, comentar el concierto con los compañeros de mesa y actualizar las redes sociales de The Rarest Flower pues había fans de todo el mundo siguiendo el minuto a minuto del evento.
La segunda parte del concierto fue absolutamente memorable con canciones que interpreta muy poco (al menos hasta ahora). Empezó presentando a su invitado especial, el italiano Rocco Cogliati que, como he comentado antes, había actuado como artista invitado. Juntos interpretaron dos de los mejores momentos de la noche.

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El primero de ellos fue “Tell-tale eyes” de Leaves’ Eyes que fue delicioso, apoyándose Liv en la voz de Rocco. Tan épica, tan tradicional, tan especial. Un momento ensoñador que pasará a la historia por ser uno de los momentos más emotivos de Liv en Nagold.

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El segundo fue “The rarest flower”, un tema que raramente interpreta y que en esta ocasión quiso dedicarme. No acostumbro a hablar de mí en mis escritos y menos desde un plano personal pero en esta ocasión quiero agradecer infinitamente a Liv y Rocco interpretar esta pieza, mi favorita, la que da nombre a su club de fans, y dedicármela en una noche tan especial como delicada para mí; Liv, querida amiga mía, muchas gracias por este momento y Rocco, gracias infinitas por pensar en mí al elegir esta canción.
El concierto continuó con dos versiones más de Leaves’ Eyes como son “Tale of the sea maid” y “Nine wave maidens” que, si no me falla la memoria es la primera vez que interpretaba en Nagold.

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El concierto se cerró con “Der tanz der schatten”, el clásico de Theatre of Tragedy, y que contó con la participación de Michael Hansen, marido de Liv, haciendo las voces guturales. Si he de ser sincero, creo que por fin Liv ha solucionado el problema de las guturales en directo. Si bien hasta ahora no había tenido a un vocalista solvente en este papel, creo que Michael hace un gran trabajo y “Der tanz der schatten” nos hizo sucumbir a sus encantos y desató la euforia entre los asistentes. Un broche de oro a una actuación mágica. El concierto terminó con el ya tradicional ramo de flores que le entregan a Liv siempre al acabar su actuación en Nagold.

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El público general, los fans y los amigos terminamos sonriendo, queriendo más pero conscientes de haber visto a una Liv fantástica en el escenario, con una seguridad desbordante y con una banda cada vez más compenetrada, solvente y eficaz.

El after party, como siempre, estuvo lleno de grandes momentos, de risas, llantos, confidencias, abrazos y charlas de muchos temas. Somos una familia, una gran familia, que cada año sigue creciendo, que cada año marcamos la fecha de Nagold en nuestro calendario como obligada, como si de una fiesta nacional se tratase.
Tarde, ya de madrugada, abandono Alte Seminarturnhalle. Liv y sus chicos se sientan a cenar junto a todo el staff de la sala. Son una gran familia. No es un contrato ni un concierto más. Nagold es especial, siempre es especial para todos.

Ya en el hotel me cuesta dormir. Estoy exhausto pero no consigo aparcar todas las emociones de una noche maravillosa. Pienso, repaso y revivo muchos momentos hasta que caigo rendido y me duermo.

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Apenas tres horas después suena el despertador, a las 06h00 de la mañana porque mi aventura, mi viaje, continuaba.
Por la mañana, bajo la quietud de la madrugada y el silencio de unas calles vacías había botellas de cerveza y vasos por las calles, señal que pese a ser un pueblo, la juventud también sale por la noche.
Regresé a Stuttgart en transporte público viendo un amanecer embriagador que pude fotografiar desde el autobús, el X77, mientras me llevaba a Herrenberg. Y en la estación central de Stuttgart, un tren regional que me llevaba a Múnich para una noche inolvidable de Thrash Metal, además de conocer la ciudad y visitar algunos de los enclaves más céntricos.

Como os decía al inicio, quizá el resto de la ciudad sea más fea pero el mercadillo de navidad de Stuttgart es muchísimo más bonito que el de Múnich.
Pero mi aventura en Múnich, que fue maravillosa y tuvo sus anécdotas, la dejo para otro capítulo.

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