Calificación del editor
Comunicación musical en estado puro.
A mí me molan las morsas, son unos bichos brutales. Ahí, con sus colmillacos y sus bigotes. Como grandes señores o señoras del mar, arrastrando sus gloriosas barrigas y tomando el sol. A John Lennon -con The Beatles- también le gustaron las morsas en su día: él fue la morsa. Y ellos fueron el hombre huevo en uno de los temas más celebrados del surrealista «Magical Mystery Tour», con película (rara, incomprendida, acaso regularcilla tirando a mala) incluida. Luego descubrió, tras pasársele el efecto del LSD y los porricos, que la morsa era malísima en la historia de «Alicia en el País de las Maravillas» y le dio regomello.
Debería haber un código morsa en el mundo para comunicarnos con ellas o entre nosotros mismos, pero no es el caso, así que nos conformamos con el código Morse.
No me negaréis que el chiste está trabajado. Es bueno. Sienta bases.
Pues aquí tenemos a Mr. Scallon, el Youtuber incansable con la cabecita llena de elucubraciones preocupantes a la hora de tocar/componer, que nos trae un vídeo en el que podemos ver una de las miles de posibilidades comunicativas de la música rock. El sistema italiano, las tablaturas anglosajonas… Todo demodé. Llegó el código Morse para quedarse en la música y llenar Dunkin’ Donuts. Y eso.
Gracias a Meri-chan por el aviso. -.– — / … — -.– / . .-.. / …. — — -… .-. . / …. ..- . …- — / . .-.. .-.. — … / … — -. / . .-.. / …. — — -… .-. . / …. ..- . …- — / -.– — / … — -.– / .-.. .- / — — .-. … .-
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