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MADRID IS THE DARK VII

Sala But (Madrid)

Texto: Jero García
Fotos: Irene Serrano (http://ireneserranophotography.com/)

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Mientras que en el resto del país se suceden los tira y afloja por parte de los grandes promotores y los billetes pasan de unas oficinas de contratación a otras en cuestión de horas, en la capital hay un pequeño reducto que sigue haciendo su camino sin mirar lo que hacen estos, únicamente centrados en la idea que les mantiene vivos después de siete ediciones, y que no es otra que la de confeccionar año tras año un cartel que a los seguidores del Doom, Death, Gothic, etc ( añadan ustedes el resto de etiquetas ) les agrade como para acercarse año tras año al centro de Madrid en el frío puente de Diciembre, aunque este año no lo haya sido tanto.

Y vaya si lo consiguen. No hay año que el cartel no contenga nombres lo suficientemente atractivos como para perdérselo y congregar a su siempre fiel y cada vez más nutrida parroquia. Y es que Jose Luis y Tana ( las cabezas pensantes del MITD ), saben muy bien con quien contar y sobre todo, para quien.

En la noche del Jueves 5 de Diciembre y a unas pocas horas del arranque del festival, se rumoreaba y volaban los mensajes a través de los distintos servicios de mensajería, de que la banda Saor había cancelado su actuación debido a problemas con su vuelo, algo que la organización en la mañana del viernes confirmó en redes sociales ( y van van tres veces en nuestro país ). Debido a la huelga de controladores aéreos y los violentos altercados ocurridos en Francia, el espacio aéreo francés quedaba bloqueado y algunas aerolíneas no pudieron volar, como EasyJet en este caso, impidiendo hacerlo a Andy Marshall y sus Saor desde Edimburgo, algo que afectaría también a su actuación en el festival luso Under the Doom, dónde iban a tocar al día siguiente.

Sin ningún margen, ni tiempo de reacción para encontrar a una banda que les sustituyera, la única opción por parte de la organización fue la de darles diez minutos más a Hamferd, Daylight Dies y Borknagar, algo que a duras penas se cumplió.

 

Viernes 6 Diciembre

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 Los primeros en inaugurar esta séptima edición fueron los barceloneses Obsidian Kingdom, con su vanguardista propuesta musical y quienes presentaban numerosos cambios en su formación. Por un lado Jade Riot Cul ( Ex Persona ) a los samplers, y por otro Dani ( ex – Lux Divina ) a la guitarra, ocupando temporalmente el puesto de Eaten Roll I la cual no viajó a Madrid en esta ocasión. A las cuatro de la tarde y ya con muy buena entrada, Obsidian Kingdom se disponían a quitarle el precinto al festival con el hándicap de tener que darlo todo ante un público que aún tenía el café por digerir…

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Tras la enigmática introducción por parte de Jade Riot Cul reventando samplers como quien exprime un limón hasta la última gota y dañando nuestros tímpanos con un muro de frecuencias endiabladas, sonaron las primeras notas de “The Kandinsky Group” perteneciente a su último trabajo “A Year With No Summer” bajo un manto de graves desproporcionados y caóticos loops asesinos como solo ellos saben crear.

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La banda, consciente de que tenía que darlo desde el minuto uno, demostró tener el poder de aceleración de un coche de carreras, poniéndose de cero a cien en pocos segundos. Así pues, vimos a un convulsionado Rider G Omega ( voz y guitarra ), con una ganas terribles de comerse el escenario, elevando su guitarra por encima de su cabeza ya en los primeros compases, a Om Rex Orale al bajo quien en “Ball-Room” ya se encontraba de un salto entre el público aporreando las cuatro cuerdas mientras algún que otro atrevido seguidor le abrazaba impregnándose del sudor del barbudo bajista. Dani, más comedido, observaba desde su posición derecha y mientras machacaba su guitarra, como el entregado público les estaba recibiendo, mientras Jade Riot Cul ( samplers ) no paraba de hacer headbanging y saltar fuera de sí sobre el escenario, mientras de espaldas sonreía a Ojete Mordaza II tras los parches. Tan solo tres temas de “Mantiis” como “Ball-Room”, “Cinnamon Balls”, “Last of the Light” y dos de “A Year With No Summer” como la citada “The Kandinsky Group” y “Black Swan”, con el vídeo del propio tema proyectado en la pantalla trasera de leds, más dos temas nuevos aún sin titular y que formarán parte de su próximo disco, fueron los que ocuparon los cuarenta minutos asignados. Obsidian Kingdom están de vuelta, y de qué manera!

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Lo de Hamferđ posiblemente se podría catalogar como una de las mejores actuaciones del festival. Impresionante lo de esta banda procedente de las lejanas Islas Feroe. Vestidos impolutos de traje y manteniendo una actitud fría, solemne y distante hacia el público, los feroeses con su increíble vocalista Jón Aldará al frente ( también vocalista en los finlandeses Barren Earth ), nos derrumbaron anímicamente con su Doom Death profundo, lánguido y desalentador. La versatilidad vocal de Jón se puso de manifiesto en temas como Deyðir varðar del primero de sus dos álbumes,“Evst” . Es increíble la facilidad con la Jón se paseaba vocalmente entre los registros líricos más delicados y limpios a los guturales más profundos en el tiempo de un chasquido de dedos, dejándonos completamente atónitos.

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 Difícil lo tuvieron Daylight Dies para igualar lo que Hamferđ acababan de hacer. Los norteamericanos visitaban de nuevo el festival tras su actuación allá en el lejano 2011 presentando el magnífico “Lost to the Living”, algo que no han olvidado como bien recordó Nathan Ellis dirigiéndose al público. Los primos lejanos musicales de Katatonia u October Tide se centraron basicamente en “Dismantling Devotion” y en “A Frail Becoming”. No gozaron de muy buen sonido, algo que empañó su actuación.

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 Había muchas ganas de ver a los noruegos Borknagar en directo en su primera actuación en Europa tras la reciente publicación del magnífico “True North”, uno de los mejores trabajos editados en este 2019 que ya termina. Pero nada más lejos de la realidad. A los de Bergen, les faltó pegada y credibilidad, además de nitidez y una mejor ecualización, algo de lo que carecieron durante casi todo su show. No voy a criticar la actitud de Simen ya que es harto conocido por su dejadez y pachorra sobre el escenario, pero sí el hecho de no dejarse aunque sea “un poco”, sólo pido “un poco”, la piel sobre el escenario. No vale con plantar en el monitor la pezuña y permanecer gran parte de show tan sólo centrado en el instrumento. Credibilidad, señores.

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Incomprensiblemente, “True North” no fué el disco más representado esa noche, del cual sólo interpretaron las magníficas “The Fire That Burns” y “Up North”. Por raro que parezca, “Quintessence” y “The Archaic Course” tuvieron más notoriedad en el set list, relegando al olvido “Empiricism” o “Universal”. Mención importante para Lars “Lazare” Nedland ( voz, teclados y ex – mil bandas noruegas de Black Metal ) quien apoyó en las líneas vocales limpias a Simen, aunque en ocasiones el volumen de la misma se veía enterrada entre capas de guitarras o los gorgoritos del propio Simen. A todo esto, Bjørn Dugstad Rønnow ( batería ) y Jostein Thomassen ( guitarra ), y recién incorporados a la banda, veían como un serio Øystein G. Brun ( guitarra y fundador de la banda ) se miraba de reojo a Simen en los temas donde esporádicamente se iba de tiempo con sus característicos gorgoritos, demostrando a pesar de ello su gran capacidad vocal. Sabor agridulce el que nos dejaron los noruegos.

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 El broche final de la primera jornada lo pusieron los franceses Alcest, quienes han vuelto a conquistar el trono que habían perdido con “Shelter” y que han recuperado con “Kodama” pero sobre todo con “Spirit Instinct”. Incomprensiblemente, Alcest nos desconcertaron haciendo una escueta prueba de sonido delante de todos nosotros tocando sin previo aviso y casi hasta la mitad “Là où naissent les couleurs nouvelles”. Con la sala But a reventar, los de Neige no fallaron y nos volvieron a enamorar con su evocador black-shoegaze en un concierto que, si bien fue escaso, rozando los sesenta minutos, convencieron a un público que no dejó de reaccionar a cada primera nota de cada uno de los temas que interpretaron. Zero ( guitarra ) volvió a copar toda la atención con su imponente presencia, pero sobre todo por su magnífica labor a las segundas voces integrándolas perfectamente y al unísono con la de Neige, creando esas líneas vocales tan características en ellos.

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Abrieron de entre la penumbra con la preciosa “Kodama” para seguir con los dos hitazos de “Spiritual Instinct” como son “Sapphire” y “Protection”. También de “Kodama” cayó “Oiseaoux de Proie” y seguidamente “Autre Temps” provocando un Oh! por parte del público dejando claro que era uno de los temas más esperados. No podía faltar la emotiva “Percées de Lumière”, una de las mejores composiciones de los franceses. El punto y final lo pusieron con “Là où naissent les couleurs nouvelles” y con “Délivrance” del denostado “Shelter” tema con el que siempre cierran desde su publicación allá por principios de 2004.

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Sábado 7 de Diciembre

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El cansancio y los excesos de la noche anterior hacían mella en una sala But, con una hasta el momento, tímida asistencia. Eran las tempranas tres y veinte de la tarde cuando el proyecto en solitario de Jayn Maiven llamado Darkher, aparecía de entre las sombras y con un tétrico bosque en el ocaso proyectado en la pantalla trasera. En formato dúo y con C. Smith a la batería y totalmente encapuchado, la enigmática vocalista y ofreció algo más de media hora de etéreo doom pesado hilado con su espectral y frágil voz, repasando “Realms” su único disco de estudio hasta la fecha y editado en 2016, con temas como “Buried Pt I y II”, “Foregone” o “Wars” con la que acabaron repentinamente y con una tímida despedida, casi sin mirar al público. Todo un lujo disfrutar de una de las apuestas del sello alemán Prophecy Productions en nuestro país pero que supo a poco, muy poco.

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Otros que estuvieron a punto de cancelar su actuación por culpa de los vuelos fueron los alemanes Disillusion, pero por suerte para todos, sólo se quedó en un susto.

No gozaron de un sonido cristalino, algo que pareció no importar a aquellos que veían a la banda por primera vez aquí, banda que se dejó la piel y que emanó euforia en cada gesto que realizaban. Disillusion estaban emocionadísimos de volver a los escenarios y se notó nada más empezar con la gran “ Wintertide” de su último trabajo llamado “The Liberation” interpretandola como quien sube por primera vez a un escenario. Sin bajo conocido, tres guitarras en el escenario y comandados por el veterano Andy Schmidt, Disillusion demostraron ser una factoría de auténticos hits, nadando entre el death de corte más progresivo a temas más accesibles y “toca-patatas” como “A Shimmer In The Darkest Sea” también de su último trabajo. Con una despedida emocionadísima por parte de la banda, los alemanes ya son historia del festival y serán recordados como aquella perlita que nos regaló la edición de 2019.

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 Este año el Funeral Doom de libro estuvo representado por los británicos Esoteric, quienes ya estuvieron en la segunda edición del festival. Con “A Pyrrhic Existence” recién editado y fiel candidato a entrar dentro de los tops anuales en los medios especializados, los de Greg Chandler y Gordon Bicknell nos hundieron en la miseria con tan solo tres temas, “ Rotting in Derelicition” y sus casi 16 minutos y perteneciente a su último trabajo, “Stygian Narcosis” del “The Pernicious Enigma” y “ Culmination” también de “A Pyrrhic Existence” y sus nada más y nada menos que diecinueve minutos de asfixia. Toda una angustiosa experiencia el sentir y contemplar in situ cómo inexplicablemente entran con la precisión de un reloj suizo en cada espaciadísimo golpe de caja. Tremendos.

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 Los noruegos In The Woods…quienes ya son como de la familia en el Madrid is the Dark, volvían al festival por segunda vez tras su actuación en 2017, previa cancelación por enfermedad en 2016, con un concierto arrollador.

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Tras la marcha de los hermanos Botteri y con media formación renovada, los de Kristiansand y con un “chisposo” y parlanchín en un más que digno español, James Fogarty a las voces, quien sospechamos se bebió la mitad del catering,  salieron a matar con un fantástico repertorio donde no faltaron “Heart of the Ages” que revolucionó a la sala por completo o “299 796 km/s” del fantástico “Onmio”. Con ayuda o no, los noruegos se calzaron un conciertazo de black-doom como sólo ellos fueron capaz de crear allá por 1995, con un derroche de energía y entrega hasta ahora escaso en las casi dos jornadas de festival que llevábamos a las espaldas, algo que contagiaron a todos los allí presentes. Se ganaron con creces la gran ovación que el público les brindó. Como si vienen cada año.

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Uno de los retos de la organización cada año es traer a una banda que en los noventa tuviera peso dentro de la escena Gothic-Doom. Si el año pasado contaron con Liv Kristine Espenaes ( a modo de recuerdo ) por haber sido parte de los grandes Theatre of Tragedy ( actuación que no ha pasado a la historia como un hito, la verdad sea dicha ), este año, aprovechando el 30 aniversario de la formación como banda y con mejor suerte, contaron con The Gathering, banda que pocas presentaciones necesita. Lo malo? Y que conste que es una opinión personal; The Gathering sin Anneke van Giersbergen no son The Gathering. Yo lo siento pero hay veces en que una retirada a tiempo es una victoria y eso es lo que tendrían que haber hecho después de la marcha de Anneke.

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Es frustrante para nosotros ( no sabemos si también para ella… ) el ver cómo Silje Wergeland ( ex-Octavia Sperati y quien lleva ya diez años en el combo holandés y con discos editados muy dginos ) se limita a imitar absolutamente todos los gestos de la inimitable Anneke, voz, movimientos y hasta el corte de pelo! Y que ojo! No lo hace nada mal, pero la sensación y vuelvo a repetir, es una opinión personal, es la de estar viendo a una imitadora. Eso no quita, por supuesto, que fuera un concierto más que digno y con unas tablas y experiencia como músicos que nadie osa negar; recordemos que los músicos siguen siendo los de la formación original  A quién no se le escapa una lagrimilla al oír en directo “Saturnine”, “Eléanor”, o “On Most Surfaces” del impresionante “Nighttime Birds”? Demostraron veteranía y saber hacer, algo que no se les puede reprochar en directo. Aparte de los mega conocidos “Mandylion” y “Nighttime Birds” hubo tiempo para hacer un pequeño muestreo de toda su discografía, obviando “ Always…” y “Almost a Dance”, con guiños a “How To Measure a Planet” con “Probably Built in the Fifties” y “Great Ocean Road” o a “If Then Else” con la ya nombrada “Saturnine” o “Analog Park”. El fin de fiesta vino de la mano de “I Can See Four Miles” y su catártico final con el carismático guitarrista René Rutten atravesando con el mástil las ondas de su Theremin creando enfermizas frecuencias. Bien, pero con sabor agridulce.

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 La esperada guinda del pastel, la pusieron los veteranos y unos de los pioneros de todo esto, Paradise Lost. Otros que no necesitan presentación alguna.

Con la continuación de “Medusa” recién grabada en los Orgone Studios de la mano de Jaime Gómez Arellano ( productor ) y según ellos con un sonido más ecléctico, los de Halifax aterrizaban por primera vez en el festival, algo que muchos estábamos pidiendo a gritos desde hace años ( veremos el año que viene si nos dan la alegría que todo seguidor del Doom Metal estamos esperando…ejem ).

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Con la sala But a reventar como no se había visto en todo el fin de semana, y con las primeras notas de “Enchantment” la sala literalmente se vino abajo cantando eso de: Like a fever, fever –  inside of me!

A Nick Holmes se le vió cercano, dentro de su perpetuo distanciamiento con el resto del mundo, ya sabéis que esto va según el día, bromeando incluso hasta más que de costumbre. Aaron Aedy aporreó hasta la saciedad su rítmica siempre fiel escudero de ese AMO absoluto de las melodías llamado Gregor Mackintosh quien exultante acaba de dar vida a su nuevo proyecto Strigoi ( muy recomendable ), mientras dos pasos atrás y al bajo teníamos al cada vez más estático ( por si ya no lo era suficiente ) Steve Edmonson y al fondo al jovenzuelo finlandés de oro Waltteri Väyrynen, a quien pudimos ver hace pocos días haciendo lo propio con sus colegas Finntroll en el Damask Fest de Hospitalet de Llobregat.

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Pocos peros a un repertorio que repasó gran parte de su intachable discografía, paseándose por “Shades of God” con ese atemporal “As I Die” ( algunos osados pedían a gritos “Pity the Sadness”…), “Isolate” y sus tufo eléctronico o “Beneath Broken Earth” destrozando cualquier atisbo de esperanza o la brutal “Faith Divides Us – Death Unites Us”. Traca final con la siempre celebrada “Say Just Words” que cayó como lluvia en noche asfixiante, “No Hope in Sight” de esa obra maestra que es “The Plague Within” y “The Last Time”. Así se cerró la más exitosa de todas las ediciones del festival tanto por público como por calidad en las contrataciones. Nos vemos en 2020!

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