THOR: MÚSCULOS DE METAL Y PULMONES DE ACERO
“No hay comparación posible entre Manowar y yo. El molde se rompió con Thor. No hay ni una banda ni un solista que puedan ni siquiera acercarse al nivel de Thor”
Posiblemente si hay un humano en el mundo que pueda llegar a parecerse al mítico Dios nórdico del trueno Thor, ese sería el canadiense Jon Mikl Thor. Su cuerpo escultural y su larga melena rubia le hacían parecerse mucho a ese personaje de cómic popularizado por Marvel Cómics. Así es, otra vez tenemos a un cómic de carne y hueso que sale de las páginas para rockear duro. Thor dio nombre a su propia banda y consiguió cierta fama en los 80. Desgraciadamente nunca consiguió el éxito internacional y la historia le ha llegado a ver como a un freak de culto. Es también actor y sus films poseen poco
atractivo, eso sí, mantienen todo el encanto para coleccionistas y son perseguidos por todos aquellos nostálgicos de la década de las hombreras. Videoclips que no han pasado óptimamente el paso del tiempo, temas pasables y unos trucos escénicos absolutamente únicos y delirantes que sólo pueden considerarse cutres. Su Shock Rock nunca destacó por la espectacularidad y nunca fue apoyado por himnos imperecederos, pero su encanto radica en eso. Aunque para muchos sea el inmejorable ejemplo de esa simpática frase que nos dice eso de que “lo mejor de los 80 es… que ya han pasado”.
EL DON DE LOS ELEGIDOS
“Siempre me ha gustado la mitología nórdica. Cuando empecé con el bodybuilding y fui Mr. América Junior a los 14 años ya tocaba en varias bandas de rock. Thor el guerrero del rock es el personaje que yo creé. La música es atronadora”
Este rubio de Vancouver era un joven culturista de cuerpo escultural. Se entrenaría duro en el gimnasio para conseguir llegar a competir en el siempre exigente mundo del “Body Building” y llegar a competir a nivel internacional. Incluso llegaría a competir con un joven llamado Arnold Schwazzeneger, con el que hoy en día continúa manteniendo la amistad. Pero amaba la música y quiso dedicarse a ella de la misma
manera que lo había hecho hasta entonces: con sus músculos. Todo el mundo le decía lo mucho que se parecía al Dios del Trueno gracias a esa melena lisa, rubia y fina. Poseía un don que tanto si se subía a un escenario como si estaba sobre las tablas en un concurso de culturismo, atrapaba y acaparaba las miradas de todos los presentes. Puro magnetismo visual. Eso había que aprovecharlo, pues es algo imprescindible para ser un buen frontman y un don con el que se nace. Sí que se necesita una gran voz, pero gente como David Lee Roth (Van Halen) o Vince Neil (Mötley Crüe) eran tipos que, ya en sus inicios, poseían esa aura de magia. Siendo sinceros, a Thor le faltaría algo más, mucho más, pero había que intentar vender ese “algo”. Era una especie de miembro de Manowar en rubio.
INICIOS Y ASCENSO A NINGUNA PARTE
“Defino mi música como metal hímnico, riffs poderosos, únicos y originales, metal guerrero y un rock atronador”
“Keep the Dogs Away” sería su ópera prima, bajo el nombre de “Thor and the Imps” (que llegarían a grabar antes el EP “Muscle Rock”, de título muy apropiado), pero su escasa repercusión haría que Thor se replanteara su carrera y volviera a retomar su carrera de culturista con más ganas que nunca. Aún así, en su momento, la discográfica RCA apostaría por él y le colgarían el cartelito de Glam Rock, a pesar que en pleno 1977 se apagaba la edad dorada de las lentejuelas y el punk entraba como un elefante en una cacharrería. El gusanito de ser estrella de rock nunca sería derrotado por sus músculos de acero y en 1983 volvería a reaparecer con un EP, “Unchained”. A este le seguiría ya un disco completo: “Only the Strong” con una formación más o menos consolidada de la que destacarían el habilidoso guitarrista Steve Price y el baterista Mike Favata. Todos eran morenos, algo imprescindible para que destacara, más todavía, el bueno de Thor (esta misma táctica de rubio rodeado de morenos la utilizarían posteriormente King Cobra). Serían tiempos en los que Thor y su Management idearían trucos escénicos para captar la atención del público y darles algo más que una buena dosis de heavy metal. Ya que Thor poseía una fuerza superior al resto de vocalistas de la escena decidieron tirar de elementos circenses al estilo del hombre forzudo. Lo primero sería doblar barras de hierro con sus manos. Posteriormente las doblaría con su blanquísima dentadura para deleite de sus fans y hasta llegó a doblar pies de micro. Pero
lo más bizarro sería el numerito de la bolsa de agua caliente. Mientras la morena banda mantenía el ritmo, su rubio líder se hacía con una bolsa de agua caliente vacía y soplaba en ella. Evidentemente pronto se creaba un balón enorme que hacía que las primeras filas se apartaran ante la inminente explosión. Sus ojos iban protegidos por unas enormes gafas oscuras (muy fashion para la época) que lo escudaban ante el estallido del globo gigante. El truco era absolutamente cutre, pero nadie, absolutamente nadie, era capaz de imitarle pues sus pulmones eran tan extraordinarios como su físico.
También hay quien pueda pensar que… si nadie lo ha vuelto a hacer… también debe ser por algo.
THOR EN EL MUNDO DEL CINE
“Rock and Roll Nightmare” fue votada en la revista Exclaim, así como en algunas otras publicaciones, como el mejor film de Rock de todos los tiempos. He recibido muchos premios por “RNRN”… así que tú decides”
Ya en 1986 el bueno de Thor consigue cierta repercusión tanto en lo musical como en el mundo del celuloide consiguiendo un papel en “Rock and Roll Nightmare”; sacando ese mismo año los discos “Recruits: Wild in the Streets” (banda sonora de otra película) y “The Edge of Hell”. “Rock and Roll Nightmare” era una peli de terror hecha a medida de Thor, más que nada porque él era el guionista, productor y protagonista. Contaría con John Fasano en la dirección y terminarían el trabajo en 10 días. Obviamente os podéis imaginar el resultado… La mayoría de los actores serían amigos de Thor por lo que el tufo a aficionadazo tira de espaldas. La escena mítica entre la lucha de Thor y Satanás sigue siendo un clásico absoluto de la serie B. Es posible encontrar dicha escena en Youtube, en ella Thor aumenta de poderes y se le crepa el cabello a la vez que le sale rimmel en la sombra de los ojos. Thor lucha con un demonio de cartón piedra, inexpresivo y capaz de lanzar bichejos con tentáculos que hacen cabrear a un Thor recién salido de la peluquería. Evidentemente estamos hablando de una película clásica de culto, de esas que a priori son de miedo, pero que ríes más que te asustas. Pero en lo
que a música se refiere, temas como “Rock and Roll City” o “Thunder On the Tundra” están considerados como lo más granado de su discografía.
LA ACTUALIDAD DEL DIOS THOR HASTA 2012
“Ese era el concepto. Yo era el frontman y yo soy Thor, la bomba rubia, el gladiador dorado. Luego supuse que a todo el mundo le gustaría vernos como a los Beatles. Todos con el mismo peinado y del mismo color. Pero ese era nuestro concepto: un dios rubio escudado por tres guerreros de pelo negro y una fémina tetuda guerrera de lo más dotada”
El bueno de Thor lanzó durante largos años la toalla, pero en 1996 volvió con un recopilatorio que lo reivindicaría como una de esas bandas imprescindibles de los 80. Los años habían pasado y Thor ya no era ese personaje de cómic joven y de postal. Mantenía los músculos, pero ya el pelo era corto y su imagen de guerrero medieval nórdico era mucho más comedida. Su retorno sería prolífico ya que desde el 98 ha editado varios discos, pero su impacto es mínimo, aunque sean una buena excusa para continuar girando. Podemos destacar títulos tan delirantes y explícitos como “Beastwoman from the Center of the Earth”, “Thor Against the World” o el mejor: “Devastation of Musculation”. El primero es una obra conceptual u ópera rock en la que nuestro musculado héroe combate el mal a la vez que se aparea con las mujeres bestia, en pos de mantener viva la especie humana. Las críticas de estos discos son devastadoras, y ya sólo cuenta con Favata de la formación clásica, pero el espíritu y las bolsas de agua reventadas a fuerza de pulmones siguen siendo impagables.
Jordi Tàrrega
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