Calificación del editor

Cuando escuchas temas como "Obliteration Bizarre", "Of frozen bloody grounds" o "Chained Impalement", por ejemplo, lo único que puedes, y debes hacer, es sumergirte en ese entramado de violencia y odio que desprenden, apretar las mandíbulas y sacudir el cuello hasta que duela. Eso es death metal, joder. Eso son Fleshcrawl.

9
VALORACIÓN

fleshcrawl into the catacombs of flesh

FLESHCRAWL
‘INTO THE CATACOMBS OF FLESH’
Apostasy Records

Hola. Me llamo Daniel Ruiz y me gusta el metal extremo.
Sin duda, esa sería mi confesión inicial si decidiera algún día acudir a una terapia de grupo.
Especialmente, teniendo en cuenta que dentro del mundo del metal aquellos que me conocen (en persona o radiofónicamente) me asocian siempre al doble bombo equino y al gorgorito castrati del heavy o el power metal. Pero como dirían los Monty Python, «nobody expects the Spanish Inquisition!!».

Dicho lo cual, llevábamos 12 años, 12, sin tener noticias discográficas de los alemanes Fleshcrawl (anteriormente llamados -que no conocidos como- Suffocation. Imagino que adivinaréis por qué no conservaron el nombre). Y es que en 2007 editaron un demoledor ‘Structures of Flesh’, disco con el que los conocí y que me dejó picueto mes y medio, por lo
menos.
Cabe destacar, ya que ando de confesiones, que si bien ‘Structures of Flesh’ me enganchó obsesivamente, no me paré a profundizar en su discografía anterior (tenían 8 discos de estudio, habiendo debutado en 1992) más que de forma superficial, y pensé que ya le iría
pegando fuerte a lo sucesivo. Pero, malditos, ¡lo sucesivo no ha llegado hasta ahora!

Por suerte, el núcleo duro de la banda -Bastian Herzog, Oliver Grbavac y Sven Gross- ha decidido ponerse las pilas y, junto a Manu Markowski y Slobodan Stupar, nos han calzado sin vaselina y hasta el fondo de la gola un discazo de death metal old school de los que quitan la respiración.
Y, no nos engañemos, es jodidamente complicado hacerlo cuando llevas más de una década sin publicar nada. Las probabilidades de grabar algo que suene a refrito, un producto deslavazado que parezca un parche, o precipitado, son tremendamente altas. Sin embargo, la veteranía de unos músicos de este calibre y de tanta experiencia ha prevalecido y la patada en la cara que supone este ‘Into the catacombs of flesh’ es descomunal.

Por otra parte, que nadie se siente a destripar el nuevo álbum creyendo que va a encontrar
frescura, novedades o giros de guión sorprendentes. Fleshcrawl hacen lo que hacen y suenan como suenan. Y punto. Death metal pesado, profundo, demoledor, bien apuntalado en la cavernosa voz de Sven Gross y en unas guitarras que recuerdan constantemente a los mejores referentes del género (en mi caso, y mucho, a Bolt Thrower). Aunque, seamos honestos, Fleshcrawl merecen ser reconocidos ya precisamente como unos de esos referentes.

Lo han conseguido, ‘Into the catacombs of flesh’ incluido, con talento, con actitud y con cero
florituras. No hay una sola frivolité entre los 12 temas que componen este disco, nunca las hubo antes, ni falta que hacen. Ojo, que el death metal técnico tiene todo mi aprecio y mi respeto (¿Me dará algún día Muhammed Suiçmed la alegría inmensa de recuperar su proyecto Necrophagist?) pero no es lo que deberíamos buscar aquí, sino composiciones veloces -la mayoría, con fabulosas excepciones como «Suffer the Dead»- y martilleantes, de sonido rudo y sucio, plagadas de sangre, vísceras, delirio y mala leche. Nada de 30 riffs en cada tema, ni 400 notas por segundo, ni solos de guitarra de minuto y medio recorriendo el mástil de arriba a abajo sin parar. Solo un abismo sonoro oscuro, tétrico y casi insondable.

Y es que cuando escuchas temas como «Obliteration Bizarre», «Of frozen bloody grounds» o «Chained Impalement», por ejemplo, lo único que puedes, y debes hacer, es sumergirte en ese entramado de violencia y odio que desprenden, apretar las mandíbulas y sacudir el cuello hasta que duela. Eso es death metal, joder. Eso son Fleshcrawl.

Daniel Ruiz