SÁBADO, 21.06.2015
La segunda jornada de Hellfest se presentaba apasionante y variada. La oferta musical de Hellfest es tan diversa que solo te aburres si quieres. Empecé con Haken, una banda que causa sensación en la redacción pero que, desgraciadamente, no estaban ni en el lugar ni en la hora adecuada. Creo que una propuesta de Prog como la suya hubiera sido más conveniente para una carpa y una hora más tardía. No tuvieron una gran cantidad de público pero el quinteto supo sobreponerse a las adversidades para tocar treinta minutos exquisitos con “Atlas stone”, “Darkest light” o “Cockroach king”.
Tenía curiosidad por ver a Butcher Babies. Que sí que venden imagen, que físicamente son resultonas pero hay muchas bandas de hombres que no desprenden ni la mitad de energía que ellas. Heidi Shepherd y Carla Harvey se comen el escenario con temas como “The mirror never lies” o “Monster’s ball”. Musicalmente, les falta mucho pero, en directo, se dejan la piel y eso se transmite al público, que por cierto, y como era de esperar, se posicionó en masa a esas tempranas horas, desgraciadamente más por el poderío físico de las babies que por su música.
Infestus han sido una sorpresa. La banda de Andras se presenta con una pobre puesta en escena pero la suplen con una propuesta musical de muchos quilates donde su Black Metal se entremezcla con interludios atmosféricos, lamentos y elementos melódicos. Pese a presentar “The reflecting void” fueron “Torn observer” y, sobretodo,“Der blick hinaus” de su “Ex/Ist” los que gozaron de mayor impacto.
Tenía ganas de ver a Ghost Brigade por primera vez pero, desgraciadamente, su caso ha sido como el de Haken: las circunstancias no eran las adecuadas. Su personal y compleja propuesta requería de algo más de oscuridad y, sin embargo, “Aurora” consiguió sobresalir de ese desaguisado para dejarme en estado de shock. El público iba despertando y empezaba a posicionarse ante los escenarios y eso les hizo venirse un poco más arriba. Gran concierto el suyo.
Ace Frehley tiene muchos tiros pegados y sabe a qué se dedica en la actualidad, pero también de qué vive. Esa ecuación da como resultado un set list equilibrado entre su carrera en solitario y su etapa en Kiss, de la que rescató hasta seis temas, a saber: “Rocket ride”, “Parasite”, “Love gun”, “Strange ways”, “Shock me” y “Deuce”. “Space invader” estuvo muy entretenido y mostró que quiere seguir con el estilo musical de Kiss. Ace goza de un carisma extraordinario pese a que su movilidad en vivo es muy reducida. Si no tienes a Kiss en un festival, tener a Ace Frehley es un seguro de vida.
Backyard Babies llevan más de veinte años de carrera y siguen manteniendo un nivel musical y de directos descomunal. Eso sí, a Dregen le sobra algo de sobreexcitación en directo. Gamberros y pletóricos, Backyard Babies pusieron Hellfest patas arriba con retazos como “Dysfunctional professional” o la nueva “Th1rte3n or nothing”.
Como curiosidad, diré que el escenario presentaba un caos absoluto con amplificadores y altavoces colocados al más puro estilo Tetris.
Airbourne fueron un vendaval sobre el escenario pese a la infinidad de problemas de sonido que tuvieron y es que, durante tres canciones no se les oía nada aunque seguían tocando con más rabia que nunca. Los australianos combatieron un insolente sol a base de riffs incesantes y ese deje AC/DC tan característico. Joel O’Keefe sigue siendo uno de los grandes frontmen de la actualidad con una energía desbordante. “Ready to rock” y “Stand up for Rock N’ Roll” son sus señas de identidad. Una banda que debería estar presente en todos los festivales.
Desultory han dado un concierto memorable de puro Swedish Death Metal, lástima que haya sido el concierto menos concurrido de todo el festival. De acuerdo que hay tres conciertos al mismo tiempo, pero no entiendo que apenas 500 personas (siendo generoso) vieran a una banda tan difícil de ver en la actualidad. ¿Dónde estaban todos esos fans de Children of Bodom, Arch Enemy, In Flames o Dark Tranquillity? ¡Ah, perdón! Que eso son cosas modernas. Desultory ofrecieron cincuenta minutos de clásico sonido Estocolmo con cortes como “Tears”, “In a cage” o “Forever gone” y demostraron por qué pasaron a la historia con “Into eternity” o todas sus demos.
En su formación actual cuentan con Johan Bohlin de Unanimated, otro añadido. No pierdo la esperanza de volver a verles, pero sé que será difícil.
Slash levantó una grandísima expectación. Si alguien le hubiera dicho hace diez años que ahora tendría este nivel de popularidad sin Guns N’ Roses, no se lo hubiera creído. Sus discos junto a Myles Kennedy & The Conspirators son aplastantes y en directo sabe lo que tiene que ofrece entre los temas de “World on fire”. “Slither” de Velvet Revolver y, sobre todo, los clásicos de los Guns como “You could be mine”, “Sweet child o’mine” o la inmensa “Paradise City” para cerrar son vitamínicas.
En Hellfest siempre hay conciertos de bandas clásicas a media tarde y ZZ Top estuvieron más tranquilos, pero conciertos como el suyo son necesarios para un festival de este calibre. “Foxy lady” de Jimi Hendrix, “La grange” o “Gimme all your lovin’” son tan conocidos por todos que su actuación sucede en un visto y no visto.
Nunca he sido fan de Faith No More, nunca me dio por escucharlos. Sin embargo, me disponía a verlos, ¿Será la moda de las reuniones? ¿Será que había que verlos al menos una vez en la vida? Sea como fuere, Faith No More me dejaron sin palabras. Excelsos, elegantes, imponentes… Lo dicho, sin palabras. Mike Patton se empeñó en repetir hasta la saciedad que estaba en HeavenFest y no Hellfest. Se le perdona porque ofrecieron noventa minutos de ensueño. Mike Patton es un artista arrollador y con su sola presencia consigue manejar a más de 50.000 personas. En el plano individual, atesoran una calidad musical que les permite moverse de un estilo a otro con naturalidad, sin que sea posible encasillarles. Qué grandes sonaron “Motherfucker”, “Easy” o “Separation anxiety”. Y después de su concierto, voy haciéndome con su discografía.
Scorpions iban a retirarse hace unos años y ahora ya no lo dejan. Esta segunda (o tercera) juventud no les va a durar eternamente y, cuando pase el boom, quizá tengan que volver a salas en muchos países pero, mientras, están celebrando el 50 aniversario. Pese a los problemas de sonido, estuvieron a la altura de la leyenda pero mostrando los estragos que causa la edad. Eso sí, un setlist que permite pocas variaciones respecto al que venían haciendo en giras pasadas hacen el resto. Nos regalaron el segundo gran himno del festival, “Wind of change”, que siempre resulta emotivo y más si pocos días antes has visto un documental sobre el muro de Berlín.
Y cerraron la segunda jornada Venom con menos público del esperado. Cronos sigue viviendo de la leyenda que forjó hace treinta años y tirando de clásicos porque los nuevos temas no calan en la gente. No es malo el material contenido en su reciente “From the very depths”, pero lo que todos esperan de ellos es “Black Metal”, “Countess Bathory” o “Witching hour”. Fue un buen concierto y fueron de menos a más, con buen sonido y con un trío que no necesita más para resultar efectivo y despedido entre vítores.
Texto: Marc Gutiérrez
Fotos: Marc Gutiérrez excepto,
Foto de portada: Juan Espinoza
Slash: Ozirith, www.ozirith.com
Faith No More: Ozirith, www.ozirith.com
Scorpions: Ozirith, www.ozirith.com
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