cartel

The Aristocrats
22.09.2018, Sala Salamandra 1, L’Hospitalet de Llobregat
Promotor: Madness Live

Llegamos con unos 15 minutos de antelación, el poco público en los exteriores nos hace pensar que no puede ser una gran noche. Es un día con gran oferta musical en la ciudad Condal. Curiosamente al pasar el umbral de la entrada vimos que tan solo fue un espejismo pues la sala al final registró un aforo completo.
Tan solamente han pasado unos segundos de la hora de inicio y la gente silba y reclama a The Aristocrats. Hay impaciencia o ansiedad por ver de cerca y en acción a estos tres experimentados músicos que son recibidos de forma efusiva y emotiva pues hay muchas ganas y es notorio.

Aristocrats 2

En los altavoces del recinto suena el tema «Mule Train» de Frankie Laine que data de 1949, las sonrisas y miradas de complicidad entre Marco, Guthrie y Bryan me dejan adivinar que terminaran tocando el tema en cuestión entre risas incontenibles.
He de confesar que estas miradas de complicidad dejan entrever lo que disfruta esta gente sobre el escenario, sus capacidades y conexiones y, por momentos, llegan a tirar de improvisación. En la breve pausa tras el tema inicial Bryan aprovecha y presenta a Guthrie como el guitarra de la banda y a Marco en la batería, ejerciendo así de frontman.
Con «Blues Fuckers» empezará el recital de estos músicos descomunales, no en vano la etiqueta de jazz fusión experimental cumple su función y ya aquí dejan clara la capacidad de la banda. Es un golpe de autoridad y dan una masterclass sobre destrucción armónica. Las notas asincopadas continúan con «Furtive Jack» y la grande «Culture Clash», tema que da título a su segundo trabajo de estudio. El público admira extasiado y no es para menos pues desde abajo parece todo sencillo.
Después de este impetuoso set bromean con «Through The Flower», un acercamiento a la cadencia y versatilidad con movimientos mas lentos. El show transcurre de forma más distendida y cae «Ohhh Nooo», con juego de palabras y broma incluida sobre su creación.
«Nos vemos el próximo jueves» es el nombre del siguiente tema, una explosión de quiebros y cambios de ritmo desbordante que la banda los ejecuta de forma formidable y sólida. El público solo puede admirar, algunos incluso con los ojos cerrados dejándose llevar por los ritmos rotos y contundentes que entremezclan.

Aristocrats 1

Un gran momento fue el solo de batería que se marca Minnemann dentro del tema «Get It Like That», sencillo y brutal, utilizando técnicas de los grandes como Gene Krupa o Buddy Rich. El show llega a su climax con este tema cuando sacan a escena el cerdo rosa en manos de Minnemann y un pollo de plástico en manos de Beller. EL público, entre risas, disfruta de cada ocurrencia de la banda.
«Bad Asteroid» y «The Kentuky Meat Shower» hacen las delicias del público, ya sea por lo extraño o increíble de cada historia que nos explica Govan.
El tiempo ha pasado deprisa pero aún nos queda tiempo para escuchar «Flatlands», esa preciosa caricia musical que dejaría paso a la bestial «Desert Tornado» donde Marco puede ser comparado con un pulpo nervioso, imponente. Aunque él explica de forma sencilla su cruce de brazos en los remates, otra cosa es estar allí y verlo en acción. Música apta para músicos en activo con afán de superación. Y tras ese final sugieren una despedida.

En breve regresan, toca el bis. El discurso de Beller versa sobre la no inclusión de voces en la música de The Aristocrats y así llega la hora de «Smuggle’s Corridor». Participaran por orden de aparición: mujeres, guitarristas, bateristas y bajistas que, finalmente, somos reunidos en un solo coro para deleite de todos los asistentes, incluidos los Aristocrats. Todo se volvió una fiesta. Dentro del show y discurso de Marco pudimos apreciar su esfuerzo con el catalán, “bona nit chicots”, y algunas palabras en castellano.
Mi admiración y respeto para estos músicos con mayúsculas. Lástima que no hubo firma de autógrafos aunque se puede entender porque la cola habría sido interminable.
Gran sonido en la sala, iluminación correcta y precisa, y a tomar en cuenta el espacio para los fotógrafos, no había nada habilitado. Por el resto una noche memorable, difícil de superar.

Texto y fotos: Juan Espinoza