YOB + WIEGEDOOD
29.10.2018, Sala Bóveda, Barcelona
Promotor: Madness Live
Ni el frío, ni el hecho de ser un lunes, ni la avalancha de conciertos que actualmente llenan casi cada día las salas de Barcelona impidieron que con una de las citas extremas más esperadas de la temporada se llenara la no muy bien valorada por los asiduos a conciertos, sala Bóveda del Poble Nou de Barcelona.
Casi tres cuartos de sala fue el aforo que consiguieron reunir los belgas Wiegedood y sobre todo los estadounidenses YOB, cuya última visita se remonta al año 2014 dónde actuaron en festival Ritual Cvlt celebrado en Razzmatazz 2 y dónde compartieron cartel con bandas como Pallbearer, Orthodox, Foscor o Wolvserpent.
Numeroso y heterogéneo público el que se encontraba ya en la sala cuando Wiegedood salieron a escena, algo que incluso sorprendió al personal de la promotora, por el hecho de ser el primer día de la semana y además en la sala dónde estaba programado el concierto.
Wiegedood forman parte de ese colectivo de bandas belga cada vez más en boga llamado Church of Ra y del cual son estandartes absolutos Amenra, a quien vimos hace bien poco en el AMFest de Barcelona.
Tan solo 38 minutos estuvieron en el escenario los black-metaleros Wiegedood, pero quien los ha visto en directo sabe del porqué de tan corta duración, y es que la velocidad vertiginosa que exige ejecutar su música es algo de otro planeta. Y si no que se lo digan a Win Sepproc a la batería, quien se destrozó las muñecas con temas como «Ontzieling», «Cataract» o «Prowl» o a Guilles Demolder y Levy Seynaeve a las guitarras dónde los punteos y raspeos respectivos debían encajar perfectamente en la maquinaria belga. Impecable actuación de una banda que hizo un breve repaso en su corta actuación a sus tres discos llamados «De Doden Hebben Het Goed», «II» y «III» que dejó muy buen sabor de boca a pesar de no ser muy conocidos por estas tierras. Gustaron, vendieron un buen puñado de camisetas y se fueron.
Ponerle sólo un adjetivo a YOB sería injusto. DESCOMUNAL fue la descarga de los de Oregón quienes con Mike Scheidt ya recuperado de una grave enfermedad, demostraron que están en plena forma y siguen poseyendo un directo magnético como pocas bandas. Y si a eso le sumamos que Bóveda sonó de fábula, el resultado sólo puede ser el que fue, una tremendez como un monolito de grande.
Cuatro años han pasado desde su última actuación, cuatro años desde «Clearing the Path To Ascend» y que han servido para gestar y publicar «Our Raw Heart» esta vez de la mano del sello Relapse Records, dejando clara su calidad compositiva y cualidades para volver a dejarnos sin aliento a la hora de apreciar su arte.
YOB tienen la habilidad para hacer brotar al oyente y espectador todas su emociones y sentimientos con su pesada y emotiva música, y es que en esto de mezclar estilos como el stoner y el doom son auténticos expertos. Te llevan al cielo y te bajan de golpe con esos riffs tan contundentes y pesados marca de la casa como los que se incluyen por ejemplo en «Ablaze» con la que abrieron y con la que ya sabíamos que lo que íbamos a ver iba de lo mejor de este año. Y no andaba equivocado. Mike Scheidt a la guitarra, Aaron Rieseberg al bajo y Travis Foster firmaron una de la noches más legendarias del año.
«Our Raw Heart» es uno de esos discos que optan a estar dentro de los tops del año de la prensa especializada y buena cuenta de ello dieron con la anterior «Ablaze», «The Screen» con la que nos destrozaron los tímpanos con sus machacones riffs o con «Our Raw Heart» y su obvia emotividad sonora.
No faltaron temas como la agónica «Grasping Air» dónde Mike demuestra su habilidad para cambiar de registro vocal, y aquí es dónde se luce con los guturales, o la preciosa «Marrow» del impecable «Clearing the Path to Ascend» dónde durante los dieciocho minutos que dura te aniquilan anímicamente mientras el sufrimiento no parece tener fin. Al acabar, una larguísima ovación por parte del entregado público demostró a la banda que el público de Barcelona se fue satisfecho a casa, algo que devolvieron ellos desde el escenario con obvias muestras de agradecimiento. Tal fue la conexión con el público que Mike no dudó en saludar a todos los espectadores que salían de la sala bordeando el alto escenario de Bóveda.
A YOB hay que verles aunque sea una vez en la vida, porque os aseguramos que una vez vistos, no se olvidan. Gracias YOB, por existir.
Texto: Jero García
Fotos: Irene Serrano
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