THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA
Sala Bóveda, Barcelona
Promotor: Madness Live
The Night Flight Orchestra nos hace volar en clase Business en Barcelona
Gran concierto de una de las bandas más frescas y divertidas de la escena rock, aunque suene a oxímoron lo de banda fresca cuando tiran de sonidos absolutamente retros, anclados en los 70 y 80. Mucha gente en el Bóveda barcelonés y muchas ganas de disfrutar de un grupo que con el tiempo puede comerse a Soilwork como ya hiciera Avantasia con Edguy. The Night Flight Orchestra es pura diversión, un túnel del tiempo al pasado y que, a pesar de bordear la parodia, viene respaldado por singles tan sólidos como sus discos. Los cuatro son una maravilla. Salieron triunfantes de la sala y a pesar de que el concierto se hizo corto nos dejaron un par de bonitos detalles.
Black Mirrors quedan fuera de juego
Si hablé maravillas de ellos hace un mes cuando acompañaron a The Vintage Caravan esta vez la cosa no lució como se esperaba. Poco público en platea y sin la conexión estilística que sí hubo con Wucan y los islandeses. El retro rock no maridó con el show festivo de The Night Flight Orchestra pero la banda lo intentó y ofreció una decena de temas potentes y atractivos. El aura chamánica tomó la sala con Marcella Di Troia vestida con sus plumas y luciendo con sus pinturas de guerra. Las guitarras stoner nos introdujeron en “Günther Kimmich”, con esa madera de single, aunque claramente lo sea más la pegadiza “Funky Queen”. No terminaron de conectar con la gente y “The Mess” siguió unas coordenadas más doom. Uno de los grandes momentos es siempre “Inner Reality” con ese ritual ancestral y con la voz de Marcella subiendo hasta tonos imposibles. Pero no terminó de calar entre la audiencia: La banda estuvo voluntariosa y sonó muy bien, pero no fue ni de lejos como la última vez. La cadenciosa “Moonstone” se arrastró suave hasta nuestros tímpanos para rematar con un estribillo servido en bandeja de plata. Nos hicieron disfrutar con “Old Midnight Drum” y con la potencia desbocada de “Lay My Burden Down”. Aquí el combo hace un corro para saltar entre ellos y luego abrirse transmitiendo mucha energía.
La habitual versión de los MC5 tampoco pareció ser muy conocida entre los presentes, y eso que la defendieron de maravilla. Como viene siendo habitual terminaron con “Burning Warriors”, desgranando casi por completo su espectacular primer disco. Cruce de retro rock con stoner transmitiendo muy buenas vibraciones. Sigo pensando que el potencial de este grupo belga es enorme, pero han tenido mejores noches.
The Night Flight Orchestra, una banda de altos vuelos
A los suecos les encanta jugar a ser The Night Flight Orchestra y han cuidado los detalles hasta el milímetro. Mural enorme con el logo, un merchandising con una azafata de avión y unas coristas-azafatas con faldas muy cortas, con coros espectaculares, armadas con sonrisas y con un cóctel de bienvenida con el que brindan al público. Es genial ver que de los ocho componentes cuatro cantan y que lo pregrabado se limita a las narraciones de cabina, que ya están en los discos. Impecable
inicio con “Sometimes the World Ain’t Enough” con un Björn Strid maqueado con gorra y gafas de sol. Subidón en “Living for the Nighttime”, uno de sus mejores temas en su haber y con unos coros celestiales. Fue curioso ver al baterista Jonäs Källsbäck con su set transparente y con pintas de Richard Clayderman. El otro plus del grupo es el percusionista Sebastian Forslund que te pasa de las congas a la guitarra sin que te des cuenta.
Grandes nombres, clase y colorido en un show con nada pre-grabado
La fiesta continuó con la pegadiza “Speedwagon”, de su última obra a la vez que sus dos coristas hacían unas coreografías tan sencillas como efectivas. Björn estuvo más cómodo en los tonos más altos y el falsete que en la modulación intermedia de ciertos tonos más graves. Fue de menos a más y al final de la velada se le notó algo tocado, pero eso no empañó una actuación festiva y colorista. Curiosamente me sorprendió que la gente no se contagiara de las buenas vibraciones y no se arrancase por bailes. Un público excesivamente expectante y tímido.
“Midnight Flyer” es otro de los himnos más perfectos con los que cuentan. Impresionante estribillo con Anna Mia-Bonde y Anna Brygard demostrando que son el elemento clave.
Pero ante todo es la figura de todo un Sharlee D’Angelo la que impone desde escena con ese frac blanco. Pura clase. La comunicación con el público fue fluida con un feedback constante. Hay en los temas muchos guiños a la década de las hombreras y a los grandes del funk y posiblemente no hay mejor homenaje que “Turn to Miami”.
Fiesta continua en las alturas en “Star of Rio” y “Gemini” con el sobrecargo-guitarrista David Andersson, con un estilo muy clásico y reverenciando a sus muchas influencias. Tras “Something Misterious” cayó la sorpresa de la noche y se respondió la pregunta que todo el mundo se hacía: ¿Tocarán Barcelona? La respuesta fue sí, y lo hicieron de un modo muy natural, sin presentarla si quiera. Éxtasis comedido por parte de la concurrencia.
Vuelo al pasado impecable hasta el aterrizaje final
Eso implicó que “Josephine” quedaba fuera, pero los fans barceloneses se las saben todas y se las ingeniaron para que luego sonase. El nuevo disco siguió funcionando con “Paralyzed” con protagonismo de las chicas y con un Björn que ya acusaba el cansancio vocal. Descansó un poco tras la espectacular “1998”, otra de sus grandes composiciones. Los bises iban a ser tres, pero la gente empezó a cantar “Josephine, Josephine” y su líder accedió a tocar el tema diciendo que esa iba a ser una noche muy
especial. “This Time” y “Lovers in the Rain” se unieron a la fiesta y todo se culminó con “West Ruth Ave”, la que es para muchos su gran canción junto a “Midnight Flyer”.
Para mucha gente fue uno de los shows del año, pero yo creo que estamos en una línea ascendente y que el grupo puede darnos mucho más de si. Un set más largo y el jugar más con todo el concepto de aerolínea aérea puede hacerles sumar muchos puntos. La banda funciona y el concierto es una fiesta apoyada por unas composiciones más que notables. Es una banda que llama a gritos entrar en un festival veraniego y triunfar por todo lo alto (pues lo suyo son las alturas). Y pudimos entrar con equipaje de mano en la sala… en eso ya superan a Ryan Air.
Texto: Jordi Tàrrega
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