POWERWOLF + AMARANTHE + KISSIN’ DYNAMITE
12.01.2019, Sala Razzmatazz1, Barcelona
Promotor: Madness Live
Powerwolf celebra su misa a mordiscos y dentalladas
En esta gira los alemanes Powerwolf han confirmado todas las expectativas dipositadas en ellos. El tiempo les ha dado la razón y el salto en Barcelona, del Salamandra a la Razz 1 -con una gran entrada-, hace que estemos ya ante una banda grande, con visos de seguir creciendo. Todos sus discos tienen himnos y su escalada es constante hasta el punto que ya fueron cabezas de cartel en todo un Leyendas del Rock. Quién les iba a decir cuando eran Red Aim que iban a triunfar masivamente. Sólo hizo falta cambiar de nombre y de estilo…Había mucha gente ya desde el inicio, el piso de arriba habilitado para el público en un horario totalmente europeo. Hay que añadir al cartel dos bandas muy entretenidas y que también crecen disco a disco: Kissin’ Dynamite y Amarenthe.
Kissin’ Dynamite se ganan volver pronto a base de buen hard rock
Los alemanes no ofrecen nada nuevo ni tienen intención alguna de hacerlo. Hard rock con pintas glammies y un buen puñado de buenos temas. Para nada se les hizo grande el escenario y ofrecieron un buen concierto bien apoyado por el buen sonido. Llegué cuando atacaban “Highlight Zone” y nos informaron desde las tablas que estarían de cabezas de cartel este mismo año. Hannes Braun es un frontman de manual y las guitarras lucieron en “Love Me, Hate Me” acompañadas por unas luces rojas en unos tubos laterales con chorros de humo. Hay buenos mimbres a pesar de que en su estilo hay bandas colosales ofreciendo lo mismo. Dejes Bon Jovi en “Waging War” con guitarras duras y muchas poses. La audiencia, complacida, vitoreó y acompañó con palmas cortes como “You Are Not Alone”, pero sería en el tramo final cuando sus temas nos convencerían ampliamente. “I Will Be King” estuvo amenizada con Hannes vestido con capa y cetro real para luego rematar con “Flying Colours”, otro tema que bien merece que asistamos a su próximo concierto en estas tierras. Hay pregrabado, pero el grupo cumple con creces y entretiene de lo lindo. Superan a Jaded Heart pero lejos están todavía de HEAT o Eclipse. La despedida con esa pose acrobática como hacían Scorpions en sus buenos tiempos fue un bonito colofón.
Amaranthe da un paso adelante con su pop-metal tecnológico
Amaranthe van a la suya, creciendo concierto a concierto. Es habitual el poderles ver pero quizá esta vez ha sido la más rotunda de todas sus descargas, y eso que el reemplazo de su anterior cantante por el Dynazty Nils Molin no era algo fácil, aparentemente. Su pop metálico con dejes cibernéticos es fácil y engancha, y la jefa de todo es Elize Ryd. Luciendo armas de mujer con moño y minifalda asombró con su preciosa voz a la vez que Molin y Henrik Englund la apoyan y combinan las tres voces.
“Maximize” y “Digital World” encandilaron con buen sonido y poniéndole todas las ganas del mundo. La melena elfa del mastermind Olof tiró de posturitas quedando un show de lo más dinámico. Son temas cortos como “365” o “1000000 Lightyears” y cada vez consiguen más seguidores. Las poses de los guitarristas sobre los chorros de humo, con poca iluminación, daban una impactante imagen.
Su set fue amplio continuando con “Hunger” pero el tema que se lo lleva de calle es la baladita “Amaranthine”. Preciosa les quedó. Del resto siguen tirando de tecnología y sintetizadores campando por sus anchas. Henrik lucía una chaqueta con el nombre del tema “GG6”, dónde tiene mucho más protagonismo con sus guturales. “Helix” precedió a ese intento de acercamiento a Marilyn Manson que es “Drop Dead Cynical”. Luego vino un strep tease masculino prescindible y largo en el que se hizo cantar a la gente. Son esos momentos obviables que ocupan el tiempo de otro tema. Gran trabajo
de melodías en el pop guitarrero de “Call Out My Name” y buen final con “The Nexus”, uno de sus clásicos definitivos. Gran show con unas luces potentes y con una banda que funcionó como un reloj. Eso sí, si no te va el estilo ni la propuesta…
Powerwolf llama a misa y gana creyentes
Una ya ve que la cosa va en serio cuando ve todo un autocar nightliner decorado con el logo del grupo y de riguroso negro. Esos pequeños detalles que hacen afición. He podio verles muchas veces, desde sus inicios, y hay que decir que ya en tiempos de Red Aim la cosa pintaba muy bien (recomiendo a todo el mundo el disco “Niagara”). Pero desde “Bible of the Beast” que la cosa ha ido imparable. Su sentido del directo y los trucos shock rock son una constante, pero lo mejor de todo es que su material sigue fresco a pesar de que en cada entrega fuerzan un poco más la fórmula. Cayó el telón y vimos el teclado en un lado y la batería en el otro, con un telón rotundo al ritmo de “Fire and Forgive”. Todo un himno ya.
Sonido algo flojo, pero permitiéndonos disfrutar de todo y ya con Attila Dorn de maestro de ceremonias. “Army of the Night” hizo saltar a una participativa sala que lucía muchas camisetas del grupo. Estribillos cantados a pleno pulmón y un grupo con carreras y poses muy estudiadas. “Incense & Iron” parece que ha venido para quedarse, con ese toque a Sabaton que tira de espaldas. En el fondo… son bandas muy parecidas, pese a quien le pese. La gente siguió revolucionada con “Amen & Attack”, y la verdad es que a nivel de singles pocos les pueden hacer sombra. Falk Maria Schlegel combina sus teclados de iglesia con viajes al centro del escenario para dar esa imagen
de poseso-maníaco.
En “Let there Be Night” sacaron botafumeiros y brindaron un bonito mano a mano entre Attila y Falk en el inicio. “Demons Are a Girl’s Best Friend” es una buena muestra de que a la fórmula ganadora le puedes dar un par de vueltas de tuerca y evolucionar un poco. Hay conexiones con Ghost, pero es un tema excepcional. “Killers of the Cross” es otra buena muestra de que su nuevo “The Sacrement of Sin” es un hito en su carrera, y más cuando va apareciendo esa gigantesca cruz de luces en medio de la escena. Hay cierta aura folk, y les sienta muy bien. Dorne es todo un maestro de ceremonias, e incluso cuando introdujo un tema que no tocaba, tuvo mucha gracia. Puro disfrute en “Armata Strigoi”, recibida con jolgorio, algarabía… y con gente que ya se había dejado la voz.
El festival de clásicos continuó con “Blessed and Possessed” y con la balada “Where the Wild Wolves Are Gone” que vino cargada de confeti en uno de los momentos más emotivos de la noche. El grupo fue a saco y los hermanos Greywolf dieron una lección de energía, ganas y riffs de guitarras. La verdad es que soy de los que echan en falta un bajo en el grupo, pero tampoco es un hándicap tan importante. Fiesta por todo lo alto en “Resurrection By Erection”, el tema que les puso en el mapa. “Stossgebet” es vista por muchos como un tema que les acerca a Rammstein, más allá de la cuestión idiomática. Servidor considera que quizá se acerca más a Subway to Sally. Luego vino el momento sangre con “All We Need Is Blood” y “We Drink Your Blood”. Una recta final impresionante con banda y público entregados. Me encanta que mantengan “Lupus Dei” ya que representa a sus dos primeros discos y suena fuera de la fórmula utilizada desde su tercera obra.
Quedaba el derroche final con la maravillosa “Sanctified with Dynamite”, posiblemente uno de los tres temas más redondos del combo germano-armenio. “Coleus Sanctus” es otro trallazo que elevó la temperatura de la sala para finalizar con un “Werwolves of Armenia” tremendo. Falk y Attila ensayaron con nosotros eso de “Uh-Ah”, presentaron a la banda y se despidieron por todo lo alto. Se lo han ganado a pulso y a base de trabajo. Pintura, temas divertidos, pero sobre todo… estribillos y buenas composiciones. Los discos no bajan la intensidad y su directo es matador, así que si
Powerwolf está donde está no es por casualidad. Tienen sus detractores, evidentemente, y parte de razón tienen, pero se pierden a una de las bandas más divertidas y potentes de la escena actual. Ellos sabrán, pero yo es la única misa a la que asisto.
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