nealmorse_web

THE NEAL MORSE BAND
13.04.2019, Sala Salamandra (L’Hospitalet de Llobregat)
Promotor: Madness Live

Voy a ser sincero. Con la facilidad en la que se dispone de información en estos días, un concierto como el de Neal Morse podría ser fácilmente reseñable, incluso antes de que la banda haya pisado el escenario. Porque, al igual que hizo con el disco anterior, esta gira de presentación se basa en interpretar su última obra de manera íntegra y dejar para los bises algunos temas de su extensa discografía. Pero de esa forma se perderían muchas cosas por el camino. La intensidad, la energía, la fuerza y la emoción que Neal Morse transmite en cada una de sus actuaciones quedarían diluidas en pro de la mera información, y eso lo único que provoca es la propia muerte de la música.
‘The Great Adventure’ es un disco que hay que consumir tranquilamente, con tiempo, escucharlo en su integridad y meterte en la cabeza de ese joven que comienza el viaje iniciático de la vida. Y eso es lo que ofrece Morse, que compartas con él ese viaje.

Con una audiencia impaciente por ver de nuevo a la banda, empezaron a escucharse los primeros acordes de la “Overture” que dan comienzo al disco y, en el escenario, la presencia de Neal Morse y del teclista Bill Hubauer poniendo en marcha esa gran aventura. El resto de músicos irían uniéndose durante el tema tras esa introducción casi narrada hasta fluir en el pasaje instrumental que nos permitió comprobar, una vez más, la excelencia de todos y cada uno de los músicos que conforman The Neal Morse Band.
Y es que una de las grandes virtudes que ha tenido Neal Morse ha sido siempre la de rodearse de un equipo ganador y este lo es. El reparto de las tareas vocales entre el guitarrista Eric Gillette, Bill Hubauer y Mike Portnoy, en menor medida, hace que haya diferentes matices para cada uno de los personajes que nuestro héroe se va encontrando en este viaje. Grandes pasajes instrumentales, grandes fragmentos vocales, estribillos pegadizos y coreables… ¿qué podía salir mal en un concierto así? Pues aquello en lo que el músico no tiene control absoluto, los problemas técnicos. Un problema con el pedal de sustain en el teclado de Morse al término del tema “To The River” hizo que nuestro héroe tuviera que hacer un alto en su camino y descansara unos minutos mientras se solucionaba la inesperada complicación. Y esta es una de las maravillas que puedes disfrutar por asistir en vivo a un concierto. Más allá de enfadarse o recoger trastos y salir del escenario hasta que encontraran una solución decidió explicarnos pequeñas anécdotas.

Como que le daba pena terminar la gira por una parte, pero vino a decir, parafraseando a Dorothy en El Mago De Oz, que “No hay lugar como el hogar”, que la experiencia del baño en un bus de gira es algo muy duro, o saber, de boca de Mike Portnoy, que Neal Morse es el único músico con una caja de tissues integrado en el teclado porque es raro el dia en que no llora al acabar el concierto, o que en la presentación del disco por los mass media, el tema “The Great Adventure” podría haber sido tocado, según Eric Gillette, como si fuera un country. Son pequeños detalles que hacen que ese concierto no sea uno más. Por ejemplo, Portnoy hizo un guiño rítmico en un momento del tema mientras Gillette lo miraba con una sonrisa cómplice. Sin solucionar del todo el problema técnico retomaron la andadura hasta el descanso que sirvió para encontrar un arreglo tranquilamente.

Lo que vino tras los 15 minutos de descanso se puede catalogar de sublime. Esta vez sin interrupciones por problemas técnicos pudimos disfrutar de la segunda parte del disco llena de momentos brillantes. Incluso el carismático bajista, Randy George, tuvo su momento vocal en esta segunda parte, y no cesó de repartir sonrisas a los asistentes y buen humor.
Claro, que esto es extensible al resto de la banda, a los que se les veía disfrutar sobre las tablas de un Salamandra lleno. Tanto disfrutaron que consiguieron que el tiempo pasara volando y que, un visiblemente emocionado Neal Morse le diera la razón a Mike Portnoy y no parase de coger pañuelos para secarse las lágrimas una vez terminado el concierto.

Pero aún quedaban unas pocas golosinas musicales de las que disfrutar. Para los bises interpretaron un gran medley en el que se pudo escuchar un tema casi de cada uno de sus discos en solitario en orden cronológico. Gracias a eso pudimos hacer un recorrido musical a su obra posterior a su redención religiosa, desde el primer volumen de ‘Testimony’ del que disfrutamos “The Land Of Beginning Again” hasta ‘The Similitude of a Dream’ con “Broken Sky / LongDay” encargada de cerrar el concierto. En definitiva casi tres horas de excelencia musical con un Neal Morse en estado de gracia y un Mike Portnoy que, cuando deja de ser el centro de atención, mejora las cualidades que se le atribuyen para ser uno de los mejores baterías del mundo y que estoy seguro que lleva años disfrutando de la música que sus ex-compañeros no acaban de ser capaces de hacer. Si Neal Morse vuelve a tocar y tienes oportunidad, no lo pienses mucho, un concierto suyo es un seguro de diversión y calidad garantizado.

Texto: Sergio Maese Leiva