Richie Kotzen
Sala Salamandra – L’ Hospitalet de Llobregat (Barcelona)
Promotor Madness Live
Dos años después de su visita como cabeza de cartel del Be Guitar My Friend! (Una pena que no hubieran más ediciones) volvía a pisar los escenarios de Barcelona uno de los brujos de las seis cuerdas. Richie Kotzen (Poison, Mr. Big), tras su gira americana con The Winery Dogs, se ha embarcado en una serie de fechas por Europa. Barcelona ha sido la única parada nacional de un tour de aquellos que podríamos denominar “por la cara”, sin un nuevo disco que presentar. Desde aquel “Salting Earth” lleno de teclados y sonidos más propios de un disco de Stevie Wonder han pasado un par de años y, como uno nunca sabe qué puede pasar por la cabeza de este genio, se esperaba con incertidumbre su siguiente paso. Por suerte para los que echaron de menos sus habilidades a la guitarra en su último disco, a lo largo este año ha ido dejado tres cápsulas con las que ha vuelto a su estilo más rockero. “Riot” fue el potente nuevo tema con que dio inicio al concierto y dejó claro que no venía a hacer prisioneros.
El virtuosismo del trío quedó claro desde el primer minuto y la sólida base que ofrecen el bajista Dylan Wilson y Mike Bennett a los parches hacen que incluso hayan momentos en los que el público se puede permitir el lujo de despegar los ojos del hipnótico estilo de Kotzen. A lo largo de la hora y tres cuartos de concierto dejó patente que no solo es uno de los mejores con las seis cuerdas, sino que además dispone de una voz prodigiosa de registros cercanos a Chris Cornell con la que cantar lo que quiera y como quiera, incluso mientras ejecuta imposibles figuras sobre el mástil de su guitarra.
Todos sabemos que Kotzen no es uno de esos artistas locuaces. Lo suyo es tocar y cantar y no dio tregua durante el concierto. El único respiro que se permitió fue durante el solo que nos brindó la base rítmica, donde bajo y batería dialogaban entre ellos en contrapunto al clásico monólogo instrumental. El repertorio fluyó por toda la paleta de sonidos que Kotzen desplegó, desde el Rock más clásico (“War Paint”, “Venom”), pasando por el funk (“Your Entertainer”, “Help Me”) o las baladas con voz desgarrada (“Love Is Blind”, “Doing What The Devil Said To Do”, “Remember”). Da igual el estilo, en cada uno de los temas se aprecia y palpa su sello, y conocedor de que son sus virtudes como guitarrista lo que el público quiere ver, hace gala de toda su artillería durante los momentos extendidos de temas como “Peace Sign” en el que los tres músicos se marcaron una jam session que dejó más de una mandíbula a la altura del suelo. En sus canciones se puede apreciar matices del jazz en su forma de tocar y puedes ver cómo artistas como Prince o Hendrix han influido en su buen hacer durante los años. Una muestra de ello es “Fear” en la que las reminiscencias a Hendrix se muestran claramente.
La recuperación de “Remember” para esta gira es todo un acierto, y supone el tema propio más antiguo de los que se compone el repertorio, ya que no hizo concesión a ningún disco previo a “Get Up”. De hecho el único guiño a su pasado (y a cualquier otro proyecto musical) fue para su corto paso por Poison y su tema “Stand”, que fue ampliamente coreada por el público, significó el final del concierto. Tras un breve descanso el trío volvió al escenario para descargar un último tema lleno de rabia como es “You Can’t Save Me” con el que el guitarrista dio por finalizado un concierto en el que esta vez pareció disfrutar en todo momento. En definitiva, lo exteriorice o no, Kotzen siempre ofrece un show sólido, lleno de detalles técnicos para los que se acerquen con curiosidad guitarrera y formado por un puñado de buenas canciones para los que quieran descubrir o comprobar en vivo a una de las mejores voces del rock actual.
Texto: Maese Leiva
Fotos: Gerard Brull
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