Calificación del editor

El Metal sirve para todo. Puedes fabricar utensilios de cocina o versionar cien temas de dibujos animados.

6
Metalurgia
10
Morriña
5
Estilazo
3
Renegror
8
Tiempo libre

Uno a veces se pone a pensar en cuando era un zagal y no levantaba mucho más de metro y medio del suelo; de cómo eran aquellos chavales del barrio que vestían de negro, que se ponían mucho cuero y muñequeras de pinchos, que llevaban aquellas melenacas largas y rizadas y a los que siempre te habían dicho que no te acercaras mucho. Gente ojcura, vamos. Había algo de llamativo en todo aquello y había, más aún, algo de reivindicar una forma de ver la vida y la música. Una de las músicas más reconocibles de la historia reciente.

El Metal es así, oye. Viene del negro y el fuego, de unas bases de pura energía, de ser pesado como un tanque, pero bebe de fuentes que se han expandido tanto sobre sí mismas que ha desarrollado un ecosistema infinito de estilos mutantes que lo han ensanchado a lo salvaje, hasta el punto en que se ha popularizado más allá de lo que uno hubiera podido imaginar en los (lejanos, madre mía) años 80. Una estructura de constelaciones musicales fulgurantes, agujeros negros incluidos.

Porque el Metal, como os digo, es mutante. Se divide en dos y esa nueva parte ya nunca es igual. Y es tan versátil, tan cambiante en sus manifestaciones, que se adapta, con facilidad camaleónica, a todo lo que le eches. ¿Rollito Folk? Lo tienes. ¿Electrónica? U got it. ¿Versiones de dibujos animados?

Pues eso. Que el Metal es mutante:


«Transformers»

«Thundercats»

«Dragon Ball Z» (Cha-la Head-cha-la)

«El Inspector Gadget»

Medley («Las tortugas ninja», «Los Osos Gummy», «Chip y Chop», etc,…)