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AC/DC
29.05.2013, ESTADI OLIMPIC LLUIS COMPANYS, BARCELONA
Promotor: Live Nation

AC/DC han vuelto a salir por la puerta grande esta noche; en realidad, no esperaba menos. El “Rock or bust world tour” está siendo un éxito a todos los niveles, con la banda rayando a un nivel altísimo, con entradas agotadas en todas las fechas y con legiones de seguidores que los esperan con ferviente pasión.

Ver a AC/DC en 2015 implica, aunque sea de forma indirecta, pensar que puede ser la última vez que pasen por Barcelona. Malcolm Young y Phil Rudd no están en la banda y eso es un cambio significativo, especialmente en el caso de Malcolm. A nivel personal, diré que ver a Chris Slade tras los parches me hace especial ilusión pues me inicié en el universo de los australianos con “The razors edge” y en ese disco estaba Chris. Es decir, en esta gira estamos viendo a esa misma formación salvo por el cambio de Malcolm por Stevie.

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AC/DC

¡Qué vitalidad, qué energía y qué forma de vivir el Rock N’ Roll! Porque AC/DC viven y sienten el Rock N’ Roll. Nacieron para esto y morirán haciendo esto.

Stevie y Angus son los más jóvenes con 59 y 60 años respectivamente, el resto no bajan de 66… Y qué queréis que os diga ¡Qué vitalidad, qué energía y qué forma de vivir el Rock N’ Roll! Porque no se explica de otra forma que este quinteto siga tocando y haciendo giras mundiales cuando no lo necesitan, cuando tienen la vida resuelta ellos y varias generaciones venideras, cuando son ídolos de masas y con cada disco se exponen a críticas por repetir la misma fórmula una y otra vez. Porque AC/DC viven y sienten el Rock N’ Roll. Nacieron para esto y morirán haciendo esto.

El concierto en sí ha sido un exceso de lo excesivo, un escenario enorme con una torre de amplificadores Marshall a la vieja usanza copando la parte trasera, cañones, campanas, Rosie… No ha faltado ni uno solo de los ingredientes típicos de la banda como tampoco ha faltado la pasarela central desde la que Angus se ha elevado hasta el cielo de Barcelona para deleitarnos en el solo de “Let there be Rock”. Eso sí, la pasarela era ridícula si la comparamos con la de «Black Ice world tour».

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Los nuevos temas encajan a la perfección en un setlist que contenta a todos pero en el que todos echamos en falta temas. En lo personal, me gustaría escuchar de nuevo “Who made who”, “Heatseeker” o “Money talks” pero todo no puede ser. Aguantar a su edad dos horas y cinco minutos de concierto me parece muy meritorio, de quitarse el sombrero. Me atrevo a decir que no hay banda de jovencitos, esos que critican que alguien pague 85 euros por ver a AC/DC y no 5 o 10 euros por verlos a ellos, que aguanten un concierto al ritmo y al nivel de Angus, sin parar, tocando hasta el límite y con una herida en la rodilla izquierda.

“Rock or bust” ha sonado a clásico instantáneo y “Shoot to thrill” a cañonazo, con más fuerza que nunca. “Back in black” sigue sonando demasiado pronto pero la audiencia se exalta hasta la extenuación. Desgraciadamente, el track list no permite improvisaciones ni cambios y por ello es que durante toda la gira tocan los mismos temas. Eso resta la excitación de la sorpresa y el espectador sabe lo que va a ver; el que ya los vio sabe todos los elementos escénicos que van apareciendo en cada tema y el que no los vio mejor que no vea videos en internet para no descubrirlo. Es de suponer que todo está tan milimetrado por el tema de la edad y es que da la sensación que el tempo de algunos temas en algo más lento. No obstante ni una queja al respecto.

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Se suceden los temas y la edad no es motivo para que la banda cese en su cometido. Y en eso llega “Thunderstruck”, uno de los temas más aplaudidos de la noche. Histeria colectiva en unos minutos de éxtasis en que la banda se crece aún más si cabe. De repente, aparece la campana en el escenario y llega “Hells bells” pero Brian no se cuelga de ella. La fiesta sigue y Stevie muestra algo más de movimiento que Malcolm, aunque queda relegado a un segundo plano custodiando la batería de Chris Slade.
Otro de los momentos es “You shook me all night long”, coreada a pleno pulmón y que permite una sucesión de temas que gozan de menos fervor entre el sector menos metalero del concierto pero indiscutibles en la discografía de los australianos como “Sin city” o “Shoot down in flames”. Llegan “T.N.T.” y sobre todo “Whole lotta Rosie” y ponen el Lluis Companys patas arriba con un Brian en estado de gracia y la textura blusera del tema.

Y llega “Let there be Rock” y Angus se despacha a gusto con un solo de unos 13 minutos que el público disfruta. Se sube en la plataforma elevadora mientras cae una cantidad ingente de confeti que inunda el estadio y, posteriormente, en la plataforma que está encima de la muralla de Marshalls que secundan el escenario.

Para los bises quedaron las esperadas “Highway to hell” y “For those about to Rock (We salute you)” que resultaron irresistibles, con los cañones en el tema de cierre, con el público rendido a sus pies.

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Un concierto para el recuerdo que terminó con fuegos artificiales y con una sonrisa de oreja a oreja en los más de 65.000 espectadores. Quizá el último concierto de AC/DC en Barcelona. No se sabe. Ojalá vuelvan porque, a tenor de lo visto, les queda cuerda para rato.

No me olvido de Vintage Trouble, la banda que abrió la velada con su mezcla de Rock, Rythm & Blues y Soul que ha sido muy efectiva y que, gracias a un alarde de condiciones técnicas y, sobre todo a su vocalista, Ty Taylor, un portento vocal y showman que cantó entre el público y ofreció un abanico de registros muy amplio. Esperemos que vuelvan pronto y lo hagan a una sala de pequeño aforo donde poder saborearlos mejor.

Texto y fotos: Marc Gutiérrez