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KUTXI ROMERO
Sala Barts, 15 de mayo de 2021
Pase de las 17h00

#laculturaessegura y así se volvió a demostrar el sábado en la sala Barts. Que Kutxi Romero es humilde y muy chulo, también quedó patente y así lo reconoció el susodicho. Pero los que disfrutamos de la música, en estudio o en vivo, y los que seguimos a Romero desde hace tiempo, todo esto ya lo sabíamos.
Sin embargo, no es lo mismo ver a Marea que ver a Kutxi Romero; no es lo mismo asistir a un concierto multitudinario que a una representación en un teatro, sentado y en horario infantil. #nuevanormalidad le llaman. Vale, lo acepto, pero solo para conciertos acústicos.

Portada

‘No soy de nadie’ tiene ya cinco años y está pasando, con éxito, la prueba del tiempo. El disco ha madurado y está envejeciendo con solvencia. Kutxi compuso diez poemas que musicó junto a Juanito Lorente y El Pete en un trabajo intimista, delicado y estremecedor alejado de los decibelios y la energía de su banda madre.

Esta pandemia ha servido para muchas cosas y entre las buenas, que Kutxi decida reanimar ‘No soy de nadie’. Y así es como nos encontramos en la Barts un 15 de mayo a la hora de la merienda, con ganas de cantar, de sentir, de vivir…

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Aparecen Juanito Lorente, Jose María Marco ‘Pete’ y Kutxi Romero que, guitarra en mano, empieza la casa por los cimientos, por decirnos de donde viene interpretando “Vengo del mercado”. Ya de buen principio queda claro que el objetivo del concierto no es reproducir nota por nota lo contenido en el disco por lo que Kutxi personaliza aun más si cabe su poemario musicado, intensifica su interpretación con gritos, susurros, lamentos y hasta voces interiores que salen a la luz como si de una voz en off se tratase.

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Los discursos de Kutxi, la interacción con sus compañeros y hasta con sus técnicos, ‘El Perla’, ‘Torete’ y Adolfo Cienfuegos, las bromas y las risas aderezan un repertorio autobiográfico en el que, con sumo respeto, reverencian clásicos de la historia del pop y el rock nacional, temas que han marcado a muchos de los que allí estábamos y de los que estáis leyendo esto ¿quien no se ha emocionado alguna vez escuchando ‘Silencio’ en la voz de Aurora Beltrán? ¿quién no ha gritado, puño en alto, “Por salir corriendo” de Barricada? Pero esas fueron solo dos de las versiones que Kutxi y sus compadres intercalaron entre sus repertorio propio.

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Confieso que desconozco la carrera ni de El Pete ni de Juanito Lorente ni los había visto nunca en vivo pero quedó patente que el trío funciona a la perfección, se compenetran, se entienden y a penas con mirarse saben lo que se quieren decir. Funcionan como un equipo y los tres saben cual es su papel en el escenario aunque no actúan como meros acompañamientos sino que también interactúan con el público y son partícipes de las bromas de un Kutxi de lengua viperina y palabra ágil, como siempre.

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Transcurría el concierto y llegó ‘La sangre llega hasta el cielo’ durante la cual la chica del asiento 5 de la primera fila (si lees esto, gracias por emocionarme tanto) rompió a llorar sin consuelo, disfrutando de la canción y sufriendo por sus emociones. Un complemento perfecto a la voz rota de Kutxi, un complemento perfecto a esos versos:
“Voy sembrando nubes grises,
Que den sombra cuando acabe
De enterrar mi corazón”

El concierto avanzaba y llegaba la hora de llevar al acústico tres temas de Marea, “Los mismos clavos”, “Ciudad de los gitanos” y “Pan duro” y el auditorio se venía abajo porque, no nos engañemos, Marea ha marcado nuestras vidas, cada una de sus canciones es un fragmento de las nuestras. Todas resultaron deliciosas y viendo el cariz que toman las canciones en vivo, ojalá en la próxima piensen en “Un cuarto sin ventanas”.

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El concierto fue una montaña rusa continua por el ritmo, por el despliegue de emociones y porque Kutxi y los suyos te llevan en volandas durante algo más de dos horas y el último bis así lo atestiguó pues contuvo la versión de dos clásicos del pop español, ese que Kutxi reconoce haber escuchado en la intimidad, como el que suscribe, como quizá tú. ‘Aunque tu no lo sepas’ de Quique González y ‘El patio de tu recreo’ de Antonio Vega sonaron frescas, a savia nueva, a olor a hierbabuena. Pero esa sensibilidad dio paso al recuerdo a Boni, su amigo, con ese “Por salir corriendo” de los de la Txantrea y que cobró más fuerza si cabe con la colaboración de Adolfo Cienfuegos, como también sucedió con “¡Qué desilusión!” de Leño.

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El concierto terminó con la interpretación, sublime, refinada, sutil y excelsa, de “No me beses en la boca”. Apareció Kutxi, solo bajo el foco, y se añadieron sus compadres para alargar la vida a unos versos catárticos, de esos que dejan huella, como esos besos que nunca se olvidan.

Y el concierto terminó como empezó, con ganas de más, con Kutxi dándose un baño de multitudes paseándose entre el público saludando y agradeciendo el calor recibido porque, como nos dijo en dos ocasiones “somos la mejor banda del mundo”. Al menos el mejor acompañamiento, seguro.

Texto y fotos: Marc Gutiérrez

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