Ambient1

Hablar del Resurrection Fest es hablar del hijo adolescente de la familia de macro festivales en España; es joven, tiene mucha energía, no es tan grande como los demás, pero se distingue por mirar al futuro.
Para quien no lo haya tanteado, es un festival que alberga el metal más actual, regado con hardcore, punk, y un poco de stoner. Cuatro escenarios, dos principales y dos secundarios, que albergan tanto bandas de la península como de fuera. Totalmente respetuoso con el medio y con la diversidad que personas que acoge. Galicia y Viveiro abren sus brazos a todo tipo de gente en una semana de fiesta de la música.

DIA 1: Adiós Slayer, Hola Parkway Drive
Muy a mi pesar este año no pude visitar los escenarios secundarios, pero con los principales se quedó un festival muy completo.

Los japoneses Crystal Lake nos volaron la cabeza el año anterior en uno de los escenarios secundarios. Para rematar la faena como es debido, este año se les concedió (aunque a la temprana hora de las seis) presentar su enérgico espectáculo en el escenario principal. Esa energía y desparpajo de Ryo Kinoshota que nos hace seguirle con la mirada y cantar con él cualquiera que sea la parte de la canción que escoja.

Crystal Lake

Tras dar la vuelta por el recinto del festival y ver la siempre cuidada decoración (muy al estilo del HellFest), volvimos al escenario principal a ver a Gojira. Les había visto hace tres años en el mismo escenario a una hora más tardía, lo que permitía que desplegaran todo el desarrollo de sus temas con juegos de luces impresionantes. Pero esta vez se las tenían que apañar con la luz del día y ¿cómo lo hicieron? ¡Con humo! Muy buena solución que le dio la redondez que necesitaba al concierto. A pesar que el fanbase más duro no paraba de comentar que estaban tirando más por el desarrollo de temas que por los temas crudos, me pareció uno de los mejores directos de la banda que he visto. Mover el cuello siguiendo sus candentes ritmos te lleva a vivirlo como una danza ritual de alguna tribu alienígena, que hace «volar a las ballenas».

Gojira

Por si nos había parecido que los franceses habían estado muy desarrolladores, lo siguiente fue Toundra, extendiendo aún más la sensación de que la música puede ser una tela envolvente de sonido que te transporta a donde tú quieras. Algo más de respeto por los sonidos y los silencios que en el Download, con una banda que preparó uno set especialmente para el RF, según nos chivó alguien de prensa. La banda nos dejó en la más completa desolación al acabar por cortarnos el cordón umbilical con su música, y mandarnos una tormenta eléctrica de las importantes, que mantenía a la banda madre a cubierto, sin mostrarnos sus garras.

Tras algo así como una hora de espera entre chaparrón y truenos, apareció el mensaje que todos esperábamos en pantalla: se retoma el festival. Slayer salieron a despedirse como es debido, como unos profesionales que no dejaron que la lluvia que les caía interrumpiera su conexión con el público, ni ninguno de sus temas. Acompañados por un espectáculo de fuego que parecía diseñado por la gente del W:O:A, dieron un más que satisfactorio set de despedida para con sus fans de España. Hasta algún rayo cayó por detrás del escenario mientras tocaban, lo que hizo que se expandiera una palabra para describir el concierto: épico. Todas las bandas se acomodaron a Slayer como no podía ser de otra manera, y el público respondió con aguante y respeto. ¡Un «hurra» por todo el festival!

Slayer1

Le quedaban malas cartas que jugar a Leo Jiménez en el segundo escenario, después de una vieja gloria y antes de una nueva gloria. Aun así salieron a darlo todo con el repertorio que vienen haciendo en esta gira y acompañados de Korpa. Aunque al principio estaba más poblado, a mitad de concierto empezó la gente a coger posiciones en el escenario principal, lo cual permitió que Leo distinguiera claramente a la horda que había venido a verle a él, y devolvió todo el cariño que recibía, no sin mostrar cierta frustración por no poder conseguir más atención.

Como soy un poco feliz de la vida, y no me esperaba que una banda que habían tocado en salas pequeñas en Barcelona la liara demasiado, esperé hasta bien acabado el concierto de Leo para desplazarme hasta el escenario principal. Cuál fue mi sorpresa al llegar a la zona donde me suelo situar que me encontré con los mismísimos Parkway Drive saliendo entre el público, sosteniendo antorchas con fuego, y llegando al escenario desde abajo, obligando a las primeras filas a hacer un pasillo para que pasaran ¡Y lo hicieron! Tras esta gran llegada al escenario no podía más que esperar la espectacularidad de la actuación que vi a continuación. Un frontman que, a pesar de ser australiano, habla un español más que decente y jalea al personal, hacía de maestro y coreógrafo de un escenario que no paraba de escupir fuego por todas partes, coordinado con la música. En este grupo me gusta más su vertiente melódica que la dura, con lo cual me emocionó mucho más la primera parte del concierto que la segunda. Aun así «Prey» fue un himno bailado y coreado por todo el mundo que me puso la carne de gallina. Si tengo que elegir una entre las bandas que consiguiera más baile sincronizado de los asistentes, sin duda elegiría a Parkway Drive. Demostrado que ya no son una banda de sala pequeña nunca más.

parkway drive

No nos podíamos ir con el subidón a la cama, así que alargamos la noche para acercarnos a ver a Batushka, o lo que queda de la banda. Más por curiosear que porque me haya enganchado nada su música en estudio, la verdad. Aunque veía allí gente dándolo todo, tengo que decir que no es lo mío, me pareció un espectáculo anodino y demasiado tirando del ambiente religioso que sólo aguanto hoy en día en grupos de humor como Powerwolf. Pero consiguieron hacer bajar la adrenalina y prepararme para las horitas de sueño que necesitaba.

Texto: Ymir Peiró
Fotos: Oficiales de Resurrection Fest