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MONSTERS OF ROCK
02.05.2015, BUENOS AIRES, ARGENTINA

A casi veintiún años del primer desembarco del Monsters Of Rock en Argentina, llevado a cabo el 2 y 3 de septiembre de 1994 en el estadio River Plate, el mítico festival resurgió de las cenizas cual Fénix casi con los mismos protagonistas de aquel entonces. La cartelera de la edición 1994 incluyó a Black Sabbath, Kiss, Slayer, Hermética y Gatos Sucios, mientras que la nueva y séptima edición local del festival incluyó a Ozzy Osbourne, Judas Priest, Motörheady Malón, Carajo, Plan 4, El Buen Salvaje y Heavysaurios como tentempié local. Como representante de Black Sabbath, estuvo presente el Príncipe de las Tinieblas (también conocido como Ozzy Osbourne) y como representantes de Hermética, nada más ni nada menos que tres cuartas partes de la H, es decir, Malón.

La sede de esta nueva edición del Monsters Of Rock fue el predio Ciudad del Rock, ubicado en el «coqueto» barrio porteño de Lugano. Personalmente, nunca había asistido al predio. Grata sorpresa me llevé cuando me di cuenta lo bien que está. Lógicamente, para muchos puede quedar a contramano del mundo pero, si se ponen a pensar, no está nada mal. Queda relativamente cerca de los principales puntos de acceso a la Capital Federal, aunque la zona no es la mejor para deambular de noche, claro está.

Las puertas se abrieron a las 13:00 hs, y la primera banda en aparecer fue El Buen Salvaje, precisamente una hora después. Por cuestiones de logística, opté por llegar directamente para el show de Plan 4, cosa que no sucedió porque nunca pensé que tanta gente iría en auto tan temprano, aprovechando el inmenso estacionamiento gratuito del lugar. En definitiva, ingresé al predio una vez comenzado el show de Carajo, o sea, 15:30 hs. Muy buena (demasiado incluso) la organización del evento, la puntualidad, los distintos stands de merchandising, el sector gastronómico y la gran vedette de la jornada: el patio cervecero. Incluso hubo lugar para los más pequeños, que pudieron ingresar gratuitamente con sus padres si no llegaban a los doce años de edad: el espacio Little Monsters, donde tocaron los Heavysaurios previo al show de Motörhead (en otro escenario, claro).

De Carajo, que arrancó a las 15:20 hs, no se puede decir mucho más de lo que ya se sabe: en vivo garpan siempre y suenan absolutamente bien. Y así fue. La base Vilanova-Corvalán, una vez más, demostró pura contundencia. Las cajas torácicas de los presentes en ese momento pueden dar fe. A su término, cronométricamente a las 16:10 hs, Malón se apoderó del escenario para detonar varios tímpanos. Lo más gustoso (y aplaudido) del show: el medley conformado por «Castigador Por Herencia», «Culto Siniestro», «Síntoma De La Infección» y «Gatillo Fácil». Ni hablar del cierre del set, de la mano de «Tú Eres Su Seguridad» de Hermética.

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Una hora y diez minutos después, es decir, a las 17:20 hs, se hicieron presentes Phil Campbell, Mikkey Dee y Dios… también apodado Lemmy Kilmister, acompañado de su inconfundible Rickenbastard, alimentado por su impresionante Marsha(ll) Vroom. Motörhead se presentó una vez más en Argentina en el marco de su 40° aniversario de existencia, dando inicio a su set con «Shoot You In The Back». Contando el tema en cuestión, los del enorme Lemmy performaron la friolera de catorce temas, siendo cuatro del disco «Overkill»; tres de «Ace Of Spades»; dos de «Aftershock»; uno de «1916»; otro de «Another Perfect Day»; otro de «Bomber»; otro de «Orgasmatron» y otro de «Rock ‘n’ Roll». Hubo un momento para el solo de Phil Campbell, precisamente al término de «Over The Top», y otro para el solo del gran Mikkey Dee en «Doctor Rock».

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MOTÖRHEAD

Qué decir de Lemmy. Es imponente. Es Dios, está claro. Con sus sesenta y nueve pirulos, dio el presente y todo de sí

El sonido en general no fue el mejor. De hecho, me dio la impresión (y no fui el único) que los locales Carajo sonaron mejor. Incluso a lo largo y ancho del show de Motörhead, se filtró por la guitarra de Campbell la transmisión radial de un partido de fútbol local, cosa que no solo sorprendió al público presente sino además a los mismísimos músicos. Qué decir de Lemmy. Es imponente. Es Dios, está claro. Y lógicamente, portando sesenta y nueve años de edad, no está como hace dos décadas atrás. De hecho, debido a un fuerte malestar estomacal, no pudo presentarse en la edición paulista del festival el pasado sábado 25 de abril. Mucho se temía que se cancele su presentación para el resto de la gira sudamericana. Pero no. Con sus sesenta y nueve pirulos, dio el presente y todo de sí.

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A las 19:05 hs, otra leyenda y Metal God se apoderó del escenario: Rob Halford y su Judas Priest. Lisa y llanamente, lo mejor de la jornada, todos estamos de acuerdo. No solo por lo intactos que están (a diferencia de Richie Faulkner -sucesor de K.K. Downing- que es un pibe en comparación con sus treinta y cinco años… Y el baterista Scott Travis, que duerme en formol) sino por cómo sonaron. Lo de Halford fue sencillamente increíble, emotivo, sorprendente, soberbio. Todo eso junto. Sesenta y tres años. Y cantó mejor que nunca, demostrando una vez más la versatilidad de su voz. Sin ir más lejos, en cada grito o agudo de Halford, entre el público se dejaron ver ojos desorbitados; manos agarrándose la cabeza; bocas abiertas e incluso ojos llenos de lágrimas.

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Judas, al igual que Motörhead, también tocó catorce temas: tres de «British Steel», tres de «Redeemer Of Souls», dos de «Screaming For Vengeance», uno de «Defenders Of The Faith», otro de «Killing Machine», otro de «Painkiller» (obviamente, estamos hablando del infaltable e infalible tema que da nombre al disco), otro de «Sad Wings Of Destiny» y otro de «Turbo». No faltaron los distintos cambios de vestuario por parte de Halford ni su aparición en dos ruedas a modo de intro para «Hell Bent For Leather». Merecida ovación para Judas.

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Y a las 20:50 hs, llegó el turno de él, del Príncipe de las Tinieblas, que como es costumbre comenzó a agitar al impaciente público presente desde el backstage, minutos antes del show. Una vez culminada la cantata escénica «Carmina Burana» a título de introducción, aparecieron en escena el guitarrista Gus G (Firewind), el bajista Rob «Blasko» Nicholson (ex-Rob Zombie), el baterista Tommy Clufetos (sesionista en Black Sabbath), el tecladista Adam Wakeman (Black Sabbath, hijo de Rick Wakeman de Yes) y, por supuesto, John Michael «Ozzy» Osbourne. El set dio inicio con «Bark At The Moon» (con una impresionante luna llena de fondo, en lo alto del cielo ya despejado de Buenos Aires) y siguió con «Mr. Crowley», donde Ozzy hizo de las suyas con su clásica manguera de espuma durante el solo del griego Gus G. Al término del tema siguiente, «I Don’t Know», comenzaron a aparecer los temas de Sabbath que todos estábamos esperando: «Fairies Wear Boots», «War Pigs», «Rat Salad», «Iron Man» y «Paranoid», tema en donde Ozzy volvió a rociar de espuma a quienes se animaron a llegar a la valla de contención previa al escenario. Entre los mencionados temas de Sabbath, sonaron además «Suicide Solution», «Road To Nowhere», «Shot In The Dark», «I Don’t Want To Change The World» y «Crazy Train», todos ellos correspondientes a la carrera solista de Ozzy. Con «Changes» de fondo, perteneciente a Black Sabbath, las luces se fueron prendiendo y de a poco, las casi cuarenta mil almas presentes comenzaron a retirarse extasiadas de tanto Metal. Mención aparte para el sonido del set de Ozzy Osbourne: impecable, inmaculado, perfecto. Lejos, el mejor sonido de la noche. De hecho, hace tiempo que no escucho tan bien una banda en un lugar tan grande. Y de esta manera, cerró una nueva edición del Monsters Of Rock en Argentina, con presentaciones únicas pero con olor a últimas dada la avanzada edad de los protagonistas de la noche. Ojalá me equivoque y vuelvan. Una y otra vez. Larga vida al Metal. Sobre todo a estas tres eminencias: Lemmy, Halford y Ozzy.

Crónica por: Diego Almeyra
Fotografías por: Pablo Gándara

MOTÖRHEAD

JUDAS PRIEST

OZZY OSBOURNE