Cumplir diez años es un reto. Hay que demostrar el conocimiento y la experiencia adquirida, hay que celebrarlo, hay que mostrar capacidad de evolución y para sorprender, y hay que dar un golpe en la mesa.
Hellfest ha cumplido con casi todos esos requisitos en 2015. Estoy convencido que los organizadores y su equipo se patean año tras año todos los grandes festivales de Europa, toman nota y aplican conocimientos a su propia realidad. No hay festival en Europa que cambie y mejore tanto año tras año.
De entrada, nos reciben con un recinto de césped y calles de cemento, lo cual facilita y mucho el tráfico del personal e incluso de las personas discapacitadas que van en silla de ruedas. Por si fuera poco, las zonas de bares se encuentran rodeadas de césped artificial y puntos de agua. Una pista de skate se sitúa frente al Altar y al Temple Stage. Y por si fuera poco, han decidido poner pantallas gigantes a la entrada de cada escenario para informar de horarios y novedades y proyectar los conciertos. El otro gran acierto de este año ha sido que las carpas del Temple y el Altar no estaban una enfrente de la otra sino situadas de forma paralela, lo que favorecía el movimiento de gente de un escenario a otro y amplía un espacio insuficiente en ediciones anteriores. En la zona de acampada, han decidido quitar las escaleras de la muerte y permitir un acceso muy natural y sin sobresaltos.
VIERNES, 21.06.2015
Y el festival en sí empezó para Empire con los franceses Necrowretch que, en apenas media hora, desplegaron todo su arsenal de Thrash/Death. Lástima que tocaran a una hora tan temprana porque, de hacerlo en horario nocturno, “Putrid death sorcery” habría ganado más aún con su magnifico contrapunto melódico. Sin duda, una de las grandes bandas francesas del momento.
No salí de las carpas y me quedé a ver cómo los franceses Vorkreist ejecutaban su Black/Death Metal en un concierto correcto y que gozó del favor de su público.
Bölzer ya fueron otra cosa. Este dúo está subiendo como la espuma y si no, solo cabe recordar el sold out que hicieron en Barcelona hace unos meses. Como entonces no los pude ver, quise desquitarme. Con solo una guitarra, batería y voz, consiguen crear una pantalla de sonido densa, cruda y oscura y con KzR totalmente en su mundo, sin mirar al público, como si delante de él no hubiera nadie. No es habitual que una banda con solo dos EP’s y una demo llame la atención de esta manera y más que sigan tocando “Zeus- Seducer of hearts” de su demo en vivo.
Y para espectáculo, Leng Tch’e, que entraron a última hora en el cartel por la cancelación de Primate. Su vocalista, Serge Kasongo, se reveló como uno de los mejores frontman del festival. Serge no cesaba en su empeño de hacer participar al público y pasó parte del concierto en el foso dando el micro a las primeras filas. Curioso que cuando estuvo en el escenario tirara besos continuamente al público, sin duda una forma particular de entender el Grind Core. Llevan cinco años sin editar disco, esperemos que lo hagan pronto y giren de nuevo, pues resultan arrolladores.
Los belgas Enthroned dieron uno de los conciertos más aburridos del festival. Desde hace unos años, sus discos me resultan insulsos y solo los temas clásicos salvaron una actuación que pudo dar mucho más de sí. Enthroned o cómo vivir de la leyenda de Cernunnos y el pasado glorioso de “Towards the skullthrone of Satan”.
Shape of Despair presentaban su reciente “Monotony fields” y, pese a la temprana hora, consiguieron crear una atmósfera envolvente con “Woundheir” o el title track de su nuevo disco. Resultó imponente la presencia de Natalie Koskinen, capucha incluida en los primeros temas. Su actuación fue de menos a más y terminaron por demoler nuestros sentidos.
Reconozco que tenía muchas ganas de ver a Armored Saint y su Metal clásico; nada mejor justo después de comer. Eso sí, alguien debería asesorar a John Bush sobre cómo salir vestido a un escenario. La banda sigue en activo con la formación clásica, con los Sandoval y con Joey Vera y están en un estado de forma sensacional, sonando compactos y con garra, algo que no resulta fácil con más de treinta años de carrera. Dos temas nuevos como “Win hands down” y “Mess” y a tirar de clásicos como “March of the saint” o “Can U deliver”. Una banda de culto que sigue demostrando el porqué de su estatus.
Tocaba volver a sonidos extremos de la mano de Vallenfyre. Pese a haber visto videos me cuesta ver al bueno de Gregor vociferando y sin una guitarra en la mano. Presentaban “Splinters”, con el que coparon casi todo su repertorio y la ausencia de Adrian Erlandson la cubrió Waltteri Väyrynen. Cerraron el concierto con Gregor dedicando “Desecration” al viejo Nick (Holmes).
Billy Idol es un veterano de guerra y tiene muchos tiros pegados. Diré que no esperaba mucho del bueno de Billy y, ya de buenas a primeras, me ganó con un repertorio en forma de best of y recuperando el “Dancing with myself” de la Generation X y versionando el “Mony mony” de The Doors. Steve Stevens muy desmejorado y un Rebel Boy operado hasta las cejas nos deleitaron con “White wedding” o “Rebel Yell”. Excelente concierto de Billy Idol que supo a poco.
Y en el escenario contiguo era el turno de Sodom, que entraron por la cancelación de Anthrax. Uno de esos clásicos que nunca fallan. Qué manera de dar caña, todo una garantía en un festival. Desgraciadamente, no pudimos ver la encarnación del Big Teutonic 4 pero Tom y sus chicos hicieron que nos olvidáramos de ello con la festiva “Surfin’ bird”, “Agent Orange” o “Remember the fallen”. Es normal que unos veteranos como ellos se dejen temas en el tintero, pero la ausencia de “Ausgebombt” fue muy pronunciada.
La expectación por ver a Motörhead era máxima. Nadie sabe cuándo va a ser la última vez que veamos a Lemmy sobre un escenario. Suena catastrofista, lo admito. La banda tiró de casta y de corazón y con eso suplieron la fuerza que les faltó. Lo peor fue el estado del bueno de Lemmy, al que costaba entender en los discursos entre canciones. Temas habituales de sus conciertos y solos interminables para dar descanso a Lemmy mientras esperamos la salida de “Black magic”. Grande ese “Orgasmatron”.
El caso de Bloodbath es de aquellos polémicos. La presencia de Nick Holmes a las voces ha levantado ampollas entre sus fans. En disco me parece que hace un buen trabajo pero en directo… Si no le apetece actuar, que deje la banda, pero no puede mostrar la apatía de la que hizo gala en Hellfest aunque vaya de malote, porque nadie se cree la cruz invertida que lleva colgada. Hicieron un buen setlist recordando que tiempos pasados fueron mejores y “Eaten”, “So you die” o “Soul evisceration” causaron estragos en la audiencia.
Alice Cooper sigue haciendo el mismo show de siempre, los mismos trucos; ¿Dónde radica su éxito? En que siempre resulta espectacular, en que no decae el ritmo del concierto ni la voz de Alice en ningún momento. Por si fuera poco Nita Strauss, su nueva guitarrista, es un filón en vivo, por su atractivo físico y porque se revela como parte del show. Temas reconocibles por todos y entre los que figuró “Poison”, el primer gran himno de Hellfest’15, absolutamente maravilloso. Y a nivel personal tocó “Hey Stoopid” y “Feed my Frankenstein” de mi álbum preferido de Alice. En el Top 3 de los mejores conciertos de Hellfest’15.
Satyricon ofrecieron un concierto de muchos quilates. Pese a que el setlist es más que predecible a día de hoy, la banda es capaz de envolver cada tema con una atmósfera sobrecogedora.”Now, diabolical” o “K.I.N.G.” son indispensables para sus fans, pero “Mother North” se me antoja muy escasa vista al pasado más extremo. La banda sonó compacta y es que no cabe duda de que contar con Azarak y Anders Hunstad de Sarke en vivo te hace subir más enteros. Un concierto de clase y calidad.
El caso de Judas Priest me resulta peliagudo. La banda lo intenta y musicalmente lo consigue, pero Rob Halford no está a la altura. Suena crudo y hasta parece un sacrilegio. Solo he visto dos veces a la banda (desgraciadamente), pero las dos veces he salido con la misma sensación y es que en vivo no me transmiten todo lo que de ellos cabría esperar. No pretendo ver a los Priest de los ochenta pero creo que esta versión de 2015, o al menos la que yo vi ese día, no merece la pena. Y eso que el setlist estaba bien, dejando los clásicos para la segunda mitad del concierto pero, para entonces, la voz de Halford ya estaba muy desdibujada y a ello hay que añadir que le cuesta mantener los ojos abiertos sobre el escenario. No pretendo que suene a crítica feroz, solo expongo lo que vi aquella noche de junio en Hellfest y creo que una retirada a tiempo es una victoria.
Y la jornada la cerraban Slipknot y yo me debatía entre verlos o no. No me gustan en disco y, siendo sincero, me quedé a verlo por decir aquello de “los he visto una vez”. Pues familia, me volaron los sesos. ¡Qué barbaridad, qué fuerza, qué ímpetu y qué contundencia! Que sí, que tienen mucho de marketing, pero también tocan. Montan un espectáculo escénico excesivo con sendos kits de percusión a ambos lados del escenario que giran y giran mientras la banda se destroza nota tras nota. He decidido darles una nueva oportunidad en disco, ya os contaré.
Texto: Marc Gutiérrez
Fotos: Marc Gutiérrez excepto:
Alice Cooper: www.ouest-france.fr
Billy Idol: www.verdammnis.com
Judas Priest: www.eric-pollet.net
Motorhead: www.ouest-france.fr
Slipknot: www.ozirith.com
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