STEVEN WILSON
03.02.2018, Auditori del Fòrum, Barcelona
Promotor: Madness Live
«Hasta el hueso» («To the Bone», Kscope 2017). Ese es el título del último trabajo que Steven Wilson vino a presentar en directo al Auditori del Fòrum de Barcelona el pasado 3 de febrero. Pero también es algo más. No sé si es consciente de que ese es el mismo lugar al que su música llega en cada una de sus actuaciones. Porque consigue que los excelentes temas de sus discos, da igual que sean de su época con Porcupine Tree o en solitario, adquieran otra dimensión cuando son llevados al directo. La sensibilidad y buen hacer de los músicos hacen una parte importante, pero es el acompañamiento audiovisual lo que hace que las canciones se vuelvan más grandes. Es un músico detallista y perfeccionista que sabe jugar con las imágenes haciendo que los asistentes a sus conciertos pasen de ser espectadores a casi protagonistas del concierto. Y no es porque sea un show interactivo. Es algo más interno, más visceral. Porque cuando menos te lo esperas, la música te ha llegado hasta dentro, al hueso. Y ries, te enfadas, te emocionas y lloras cuando ya has entrado en el juego. En definitiva, Steven Wilson consigue que VIVAS el concierto. Y en ese aspecto ayuda mucho que no tengas que sortear cientos de móviles para poder verlo, ya que, por petición expresa del artista, estaba terminantemente prohibido hacer fotos o grabaciones.
La velada comenzó puntual con una interesante proyección, a modo de los documentales didácticos americanos de los 60, en la que la música se iba tornando más oscura a medida que las fotos y los textos sobreimpresionados iban pasando de una relación lógica a otra más certera y cruda. Con las imágenes aún proyectándose los músicos fueron saliendo para dar paso a “Nowhere Now”, un enérgico inicio de concierto para romper un poco con la introducción. Para la composición de “To The Bone”, SW confesó haberse inspirado en el Pop, y si prestas atención puedes encontrar facilmente esas influencias. “Pariah” tiene un ligero gusto a “Purple Rain”, y como en el disco, contó con la increible colaboración de Ninet Tayeb, cuya voz en directo llevó el tema a un nivel superior.
Continuó por su camino de contrastes dejando atrás la delicadeza de “Pariah” para adentrarse en la dureza casi heavy de “Home Invasion / Regret #9”. Siguieron en ese tono con la primera concesión a los seguidores de Porcupine Tree, la potente“The Creator has a Mastertape”. Tiempo para la calma y la reflexión y las emociones a flor de piel con “Refuge”, y para la oscuridad con la inquietante “People Who Eat Darkness”, en la que Ninet Tayeb volvió a salir al escenario. Su voz se encargaría también de la parte cantada de “Ancestral”, canción con la que terminaría una primera mitad tan redonda que cualquier calificativo se quedaría corto.
Tras quince minutos de descanso uno podría pensar que podría costar engancharse de nuevo al clima que se había creado. Pero Steven Wilson sabe perfectamente cómo meternos de golpe en el concierto otra vez, y la banda volvió a salir a escena para knockearnos de primeras con “Arriving somewhere but not here”. Este fue uno de los cuatro temas de Porcupine Tree que sonaron a lo largo de esta segunda parte del concierto, junto con “Lazarus”, “Heartattack In A Layby” y “Sleep together”. La nota más alegre de la velada la puso “Permanating”, el tema más disco que ha compuesto nunca, un buscado homenaje a ABBA con el que invitó al público a acercarse al escenario y a ponerse en pie para dejarse llevar y convertir el Auditori en una improvisada pista de baile con bola de espejos incluida. El siguiente tema, “Song Of I”, pasó bastante desapercibido, ya que durante su transcurso se “invitó” al público a volver a su sitio, lo que provocó que el trajín de gente diluyera la intensidad conseguida con la primera canción.
Si bien creo que son dos canciones interesantes, pienso que su posición en el setlist provocó un extraño altibajo, fácilmente subsanable si los temas se hubieran tocado al final de la primera parte. O intercambiandolos con “Ancestral” para que pasara a la segunda… En fin, que es quejarse por quejarse, porque a pesar de eso, el tono volvió a retomarse con “Detonation” y “Same Asylum As Before”. Y no bajó hasta el final del concierto en el que “Vermillioncore” se coló entre los dos temas restantes de Porcupine de esta segunda parte. Hasta aquí el repertorio, que le valió a Wilson y la banda una ovación cerrada que no se detuvo hasta que no volvieron a salir al escenario junto con Ninet para interpretar la delicada “Blank Tapes”. Y si con todo esto aún no tenías muy claro cómo puntuar el concierto, los dos últimos temas fueron para subir la nota de Excelente a Matrícula de Honor. Un último vistazo a la discografía en solitario de Wilson, “Harmony Korine” de su primer disco “Insurgentes”, y la pieza homónima de “The Raven That Refused To Sing” sirvieron para cerrar de manera sublime un concierto en que, según el propio Wilson, aún no tenían muy claro que iban a hacer, por lo que pedía que disculpáramos los fallos. Suerte de eso. Si hubieran venido rodados estaríamos hablando del mejor concierto de la década y no como firme candidato, ya en febrero, a mejor concierto del año.
Texto: Maese Leiva
Fotos: irene Serrano
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