ley mordaza

Mi verdad… es que es muy complicado casar determinadas palabras en según qué situaciones. Dos ejemplos muy claros: ley y mordaza; libertad y expresión.
Una ley es una regla o norma establecida por una autoridad superior para regular, de acuerdo con la justicia, algún aspecto de las relaciones sociales; y una mordaza, o cualquier forma de llamarlo, es todo lo contrario, una imposición.
La libertad es algo así como la facultad y el derecho de las personas para elegir de manera responsable su propia forma de actuar dentro de una sociedad; y a través de ella puede expresarse con palabras o signos una voluntad, un pensamiento, una idea, una emoción, un sentimiento…

Dicho esto, ayer saltó la noticia de la retención de Evaristo Páramos de Gatillazo. El problema no es la retención de Evaristo, ni de nadie anónimo, el problema es la hipocresía de la sociedad. Esto es, lo que es válido en un sentido es antagónico en el otro. Veamos un ejemplo… Lo que no es válido en el caso de Evaristo, ya sabes, llamar «policías, sois unos hijos de puta» sí lo es cuando Eduardo Jordá comparaba literalmente, en Diario de Mallorca, a ETA con una banda de Death Metal aduciendo que «solo puede interesar a alguien que no esté bien de la cabeza». Sí, esa es la coherencia de ambos términos en distintos contextos. Y sí, esas son las consecuencias de ambos actos de libertad de expresión.

Desgraciadamente, mucho me temo que el caso de Evaristo no va a ser el último de una ya larga lista de artistas retenidos, detenidos, denunciados, criminalizados, censurados y perseguidos. Esta caza de brujas va a continuar porque mientras haya mierda que esconder debajo de la alfombra habrá que buscar algo con lo que distraer la atención del ciudadano de a pie. Y claro, en este contexto tan mezquino y ruin aparece la música y artistas que no están dispuestos a seguir las directrices que marca el poder, inconformistas, anti sistemas, contestatarios. El caso de Evaristo, insisto, como el de tantos otros es un atropello a la razón, a la cordura, a la (in)exisatente libertad de expresión.

Pero detengámonos muy brevemente en el contexto que rodea a Evaristo… en 1984, bajo un gobierno socialista, edita «Salve» y en 1990 «Ellos dicen mierda, nosotros amén», por citar solo dos ejemplos. Ahora lo retienen, 34 años después de su debut por insultar a la policía… si debe ser la primera vez que lo hace… sí, por favor ríete a gusto, querid@ lector@, que no es para menos.

Pero no nos engañemos ni escurramos el bulto, porque parte de la culpa de haber llegado hasta este punto es nuestra, de la sociedad; una sociedad conformista, al servicio del sistema, que no sale a la calle a manifestarse pero sí para celebrar que un equipo de futbol ha ganado; una sociedad aburguesadamente pobre que prefiere quedarse en casa lamentándose y vomitando en redes sociales antes que revelarse ante las injusticias e inseguridades; una sociedad individualista incapaz de ayudar al otro… total, mientras no me salpique….

¿Alguien recuerda cómo o porqué nació el Rock, el Punk o el Heavy Metal? No, estoy seguro que no lo recordamos porque como decía Karl Marx «los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla». Hablamos de rebeldía, de no callar, de denuncia, de acabar con las injusticias, de llamar a las cosas por su nombre ¿te suena todo esto?
Ahora el Heavy Metal es un estilo de música aburguesado más pendiente de explicar fantasías, historia, fechorías y cuentos que de explicar la realidad de los pueblos.

Porque Evaristo Páramos es solo el nuevo Cesar Strawberry, el nuevo Berri Txarrak, el nuevo Soziedad Alkoholika, el nuevo rapero de turno, el nuevo… añade el nombre que quieras. Quizá el próximo de la lista sea ese que tienes en mente.

A los gobernantes les digo que da igual quien gobierne sino se respetan las libertades del pueblo, que esto acaba siendo el mismo perro con distinto collar. Si a Podemos se le comparaba con Venezuela, ¿comparamos al PP con Corea del Norte? ¿con quién comparamos a los socialistas y a los naranjitas? Porque sino ponemos remedio a esto entre todos podemos tener claro que lo peor esté por llegar.

ELLOS DICEN MIERDA, NOSOTROS DECIMOS BASTA

«Cuando un tío está en la cárcel… y sino sale de la cárcel por lo menos sale la voz, la voz no hay quien la pare, ni rejas ni paredes!» El Cabrero en «Como el viento de poniente» de Marea, en el disco «Besos de perro».

Por Marc Gutiérrez