STEVEN WILSON
Auditori del Fòrum, Barcelona
Promotor: Madness Live
La gira “To The Bone” volvía a Barcelona tan sólo once meses después, pero el público de Wilson es fiel y no duda en salir una lluviosa tarde de invierno del confort de la estufa para dejarse llevar durante casi tres horas por las atmósferas, los ritmos y los versos cuidados del músico inglés. En su anterior visita, la gira apenas tenía unas pocas fechas a su espalda. Un año después, se volvía a repetir la misma circunstancia pero esta vez la maquinaria estaba perfectamente engrasada. Quizás por eso en esta ocasión pudimos ver a un Steven Wilson mucho más comunicativo y próximo. Consciente de su reciente paso por la ciudad, avisó al principio de la velada que tenía preparados algunos cambios en el repertorio pensados para aquellos que asistieron al anterior concierto. Repitió el mismo formato de concierto que pudimos ver en Febrero del año pasado y que ahora podemos disfrutar con el lanzamiento del directo ‘Home Invasion’ (Eagle Records, 2018).
Comenzó de la misma manera, con un bloque fijo de temas compuesto por “Nowhere Now”, “Pariah”, “Home Invasion / Regret #9” y “The Creator has a Mastertape”. Para esta segunda ronda de conciertos la cantante Ninet Tayeb no ha podido unirse a la gira, así que en esta ocasión su voz sólo estuvo presente durante “Pariah” en forma de video. Por suerte, para la primera parte se guardó una as en la manga en forma de “Don’t Hate Me” de Porcupine Tree, desgarradora e íntima pero cantada con rabia. “The Same Asylum as Before” pasó esta vez a la primera parte del show en detrimento de “People Who Eat Darkness”, y “Ancestral” volvió a ser el tema con el que se cerraba el bloque inicial.
Tras veinte minutos de descanso, la inquietante proyección de una figura acercándose a una ventana marcó la señal de inicio para la segunda parte del concierto. La banda fue retomando poco a poco su sitio en el escenario. Primero la batería, después el bajo, los teclados y finalmente la guitarra fueron fusionándose de manera progresiva hasta conseguir que volviéramos a entrar en el concierto de la mano de “No Twilight Within the Courts of the Sun” que gradualmente hizo que el espectáculo retomara la intensidad perdida por el parón y que se mantuvo muy arriba con “Index”. El momento musical más distendido de la velada volvió a ser “Permanating” en el que, una vez más, invitó a la sentada audiencia a levantarse y demostrar sus cualidades como bailarines. Cómo ya sucedió en el anterior concierto, considero que es un error ubicar este tema entremedio del bloque, ya que provoca cierto caos y desconcierto mientras la gente vuelve a sus asientos e impide que se disfrute del siguiente tema (“Song Of I”) como es debido. “Lazarus” dejó ver el lado mas melancólico de Wilson antes de “Detonation”, un tema que comienza suave y pausado pero que poco a poco crece en intensidad hasta explotar. Una emocionante “Song of Unborn” bajó el tempo del concierto, pero fue capaz de poner la piel de gallina con su brillante muestra de buen gusto en las imágenes que lo acompañaron. En este punto eché de menos un tema como “Routine”, tremendamente intenso, pero fueron “Vermilloncore” y “Sleep Together” los que cerraron el segundo bloque antes de los bises.
Que Steven Wilson estaba mucho más dicharachero que en otras ocasiones se terminó de confirmar cuando salió al escenario con un pequeño amplificador y su guitarra y explicó cómo en una de las pocas crónicas que lee de sus conciertos, decían que hasta hacía versiones de Porcupine Tree… Asi que tocaría unas versiones de un par de grupos de los que él ha sido el genio compositor. Las afortunadas en ser tocadas de manera desnuda y sin arreglos fueron “Even Less” y “Blackfield”. Tras ellas anunció otra cover más, “The Sound Of Muzak”, quizás uno de los temas más asequibles de Porcupine Tree, pero no por ello menos interesante. “The Raven That Refused To Sing” volvió a ser el brillante colofón a casi tres horas de buen gusto y excelencia musical, porque poco se habla de los músicos que forman la banda y que tocaron a la perfección y cuyo teclista sobresalió durante toda la velada. Esperamos eso sí, que la próxima visita ya sea con un nuevo trabajo bajo el brazo.
Aunque lo cierto es que dará igual la excusa que lo lleve a iniciar una gira, la buena música de Steven Wilson siempre será recibida con los sentidos bien abiertos, porque sus conciertos son toda una experiencia tanto musical como visual.
Texto: Sergio Leiva
Fotos: Irene Serrano
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