Calificación del editor

Syu se ha dedicado a dejar patente su buen gusto compositivo con la calidad y el virtuosismo que le caracteriza. Syu pone su talento al servicio del álbum y no al revés

9
VALORACIÓN

syu vorvados

SYU
‘VORVADOS’
Warner Music Japan

Adentrarse, en general, en el metal japonés, es hacerlo en un mundo paralelo. Un mundo que, a pesar de parecer regido por las mismas reglas, normas y estructuras que el resto, se desenvuelve por caminos diferentes, enrevesados, suntuosos, pretenciosos en alguna ocasión y que, no nos engañemos, en occidente a veces cuestan de digerir.
El propio Marty Friedman decía hace unos años que, a pesar de haber recorrido el mundo de punta a punta girando con Megadeth, había elegido Japón como lugar de residencia (y creación) debido precisamente a que allí no existen los prejuicios ni los tabús habituales a la hora de componer y tocar música. Si a ello le sumamos el propio carácter de los ciudadanos japoneses (obsesivo, compulsivo, diligente y perfeccionista hasta lo patológico) nos encontramos con algo cercano al paraíso, desde el punto de vista creativo.
Ante un contexto así, no sorprende que del país del sol naciente nos lleguen bandas impresionantes, excelsas, virtuosas hasta decir basta, formadas por músicos de un nivel descomunal en la mayoría de los casos.

Y uno de esos músicos es Shusuke Ueda, más conocido como Syu, que con apenas 21 años ya hacía gala de un talento fuera de lo común al frente de unos Galneryus que, a día de hoy y, entre otros factores, gracias a él, son piedra angular y referencia del metal neoclásico a nivel mundial.
18 años después, tras un primer álbum en solitario que dedicó a versiones de bandas míticas como Symphony X, Scorpions, Stratovarius, Dream Theater o incluso In Flames (‘Crying Stars – Stand proud!’, 2010) y un segundo trabajo de corte instrumental (‘You play hard’, 2016) nos sorprende con ‘Vorvados’, en el que se hace cargo de guitarras -donde da rienda suelta a todo su potencial-, bajo, teclados y composición, e incluso se anima a cantar (sin alardes pero de forma más que competente). En esta ocasión, sin embargo, deja la labor letrística, salvo en dos temas, y vocal en manos del conjunto de músicos (mayoría femenina) de los que se acompaña, casi todas ellas reputadísimas y experimentadas dentro de la escena musical nipona, como Fuki de Unlucky Morpheus, Haruka de Tears of Tragedy, sus propios compañeros de Galneryus, Yuhki y Masatoshi Ono, o Akane Liv de Liv Moon.
Así pues, ‘Vorvados’ es un compendio de heavy / power metal mucho más al uso que cualquier obra que podamos escuchar de su banda madre. No encontraremos aquí la pomposidad, los omnipotentes arreglos o las guitarras dobladas infinitamente de las que sí hace gala Galneryus. Ni falta que hace.
Syu se ha dedicado a dejar patente su buen gusto compositivo y tiene tiempo en los 11 cortes que componen este CD de hacer converger su lado más épico («Reason, Mikansei no Tsubasa»), más lírico («Akatsuki») más heaviata («Euphoria», «Cacotopia») o más powermetalero («Kokode Kugire to Tenshi Wa Uatu» me ha recordado muchísimo a los mejores temas de Stratovarius).
Todo ello con la calidad y el virtuosismo, claro, que le caracteriza, como destacábamos antes. A pesar de ello, curiosamente, el disco no se hace estomagante (como sí pasa en muchos trabajos de guitar heros, que componen desde el ego y están encantados de haberse conocido) y los 60 minutos que dura se pasan rapidísimo, llegando al final casi sin que te des cuenta y tras los cuales sólo puedes pensar en volver a disfrutarlos de nuevo. ¿Y por qué? Porque Syu pone su talento al servicio del álbum y de los fans, y no al revés.
Por tanto, dejando de banda el precioso cierre instrumental ‘Blessing’ y la power ballad (¡ojito a este tema!) «Aishou», lo que encontraremos en «Vorvados» es una bofetada supersónica en toda la cara. Temas veloces, directos, casi hirientes en ocasiones (sumémosle lo agudo que pueden llegar a cantar las mujeres japonesas…) y, sí, ¡pegadizos! Bastan 2 o 3 escuchas para poder tararear con facilidad la mayoría de las canciones. Cantarlas, valga la redundancia, es otro cantar, ya que las optimistas y vitales letras de cada corte están divididas en inglés y japonés (lo cual es habitual en este tipo de casos, por otra parte).
La conclusión es que deberías lanzarte a por el que sin duda es un grandísimo trabajo tanto
si eres seguidor del metal nipón como del heavy/power a secas.
¿Uno de los mejores discos de 2019? Correcto.

Dani Ruiz