BATUSHKA + NOCTEM
22.09.2018, Sala Bóveda, Barcelona
Promotor: Route Resurrection
El público es caprichoso y poco previsor. Llevaba el concierto de Batushka anunciado varios meses y se esperaba con gran expectación o eso creía. Nos explicaba el promotor que hasta 48 horas antes del concierto apenas se había vendido la mitad del aforo pero que en los últimos dos días se desató la locura y se agotaron las entradas. Para más inri una cola de unas 50 personas esperaban a que salieran a la venta algunas entradas en taquilla y solo unos pocos fueron los afortunados. Probablemente pocos esperaban este éxito de convocatoria y, desde luego, hacía años que un concierto de Black Metal no agotaba entradas en Barcelona.
Los valencianos Noctem salieron con todo al reducido escenario que Batushka les habían dejado pero sin que eso supusiera un obstáculo la banda se marcó un concierto espectacular. Buen sonido, repertorio que recorrió toda su discografía y la entrega habitual de Exo, Beleth y los suyos.
Recuerdo haberlos visto hace ya más de seis años con Coprolith en la RockSound y por entonces sacaron la cabeza de un cerdo y demás atrezzo. Para la ocasión solo utilizaron sangre, algo que no engrandeció en absoluto su concierto. Musicalmente lo bordaron y supieron aprovechar los tres cuartos de hora que estuvieron tocando.
Pese a que “Haeresis”, su último trabajo, data de 2006 Noctem no han perdido la oportunidad de embarcarse en una gira con Batushka que les ha llevado a dar tres conciertos en 24 horas demostrando la capacidad de sacrificio y de mostrar su música que tiene la banda.
Y en eso llegaban Batushka, en olor de multitudes, con colas en la calle, con calor horrible en la sala para ofrecer su misa negra. Porque su Black Metal, tan ortodoxo como elaborado, ha
conseguido que el público se acerque a él. Y ha sido en base al boca a boca porque la promoción ha sido escasa, al menos por estos lares. El underground metálico tiene estas cosas. Para los no iniciados, recordemos que Batushka no es la primera banda en ocultar sus rostros… Mgla, UADA, Antzaat, Cult of Fire, Mispyrming, Acherontas o Svartidaudi también lo hacen.
Pero Batushka tienen algo que les confiere un status especial y es que su ritual tiene más de misa que de concierto. De hecho no se atisba movimiento alguno en sus músicos, ni para beber agua, ni para secarse el sudor… salvo el batería y el vocalista que lo hace a velocidades extremadamente lentas, casi buscando el silencio en sus pasos.
Los temas pasan, la sensación de asfixia aumenta y el espectador cada vez se siente más imbuido en la experiencia que está presenciando, que cada vez tiene más de real y menos de espectáculo. Porque resulta innegociable sentir la liberación a la que te someten Batushka.
Tocaron el disco entero aunque en realidad es indiferente el repertorio porque la correlación de pasajes buscando mantener la atención del espectador es tan abrumadora que pierdes el norte de dónde estás. El concierto termina, la banda de retira y tú solo puedes sentir el alivio de haber asistido a algo único porque Batushka no tienen parangón en el Black Metal.
Solo una nota negativa y que escapa a la banda. Por favor, que las salas, las bandas y los promotores tomen la determinación de expulsar a todas aquellas personas que molestan a los demás hablando o riendo. Haber pagado una entrada no les da derecho a eso.
Texto y fotos: Marc Gutiérrez
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