Calificación del editor
Ahab propina una vuelta de tuerca en el género del Doom Metal, en una aventura marítima añeja plagada de misterio, y de lo más convincente a nivel musical.
AHAB
«The Boats of The Glen Carrig»
Napalm Records
«The Boats of the “Glen Carrig”» es una novela de terror fantástico escrita por William H. Hodgson, hace ya más de cien años, a finales de la época Victoriana. Hodgson, contemporáneo e importante influencia del archiconocido H. P. Lovecraft, era un ferviente amante de las temáticas marinas, y algunas de sus obras así lo demuestran. Fue el pionero utilizando “el tentáculo” como elemento de terror, precisamente en la novela epónima que pone nombre al nuevo disco conceptual de Ahab, cuya portada ya dilucida muchos de los elementos que nos encontraremos durante la audición.
Los alemanes van un paso más allá en la dirección que tomaron con “The Giant”, su anterior trabajo, y siguen apostando por una producción mucho más cuidada de lo que viene siendo habitual en el género del Doom Metal. Nos regalan unas cautivadoras letras cargadas de recursos literarios –que ni me atrevo a mencionar–, ejecutadas de manera impecable por Daniel Droste, tanto en las cúspides de los temas, con sus abisales guturales, como en las partes más melódicas, donde hace uso de las voces limpias, teñidas de ese característico lamento que le imbuye a la obra una dulce teatralidad.
Así pues, la intensidad del disco va subiendo y bajando como las mareas, aunque también nos sorprenden con inesperados peñones en mitad de ese inmenso océano que son sus obras; tan despiadadas y bellas como puede serlo el mar.
La aventura arranca evocando un cálido atardecer en alta mar, con unos seductores fraseos de guitarra que, como un canto de sirena, consiguen dejar azocado al oyente desde el el primer segundo, y que rápidamente se ve azotado con implacables oleadas a medida que los botes del Glen Carrig se acercan a la isla donde está varado el naufragado barco, donde la tripulación, liderada por el protagonista de la obra, afrontará terribles encuentros con antinaturales criaturas.
“Like Red Foam (The Storm)”, la única pista que no excede los diez minutos, es una despiadada tormenta teñida de rojo que va amainando hacia el ecuador del tema, y dispone una sonoridad que recuerda a los primeros Mastodon, donde todo se construye a partir de un acorde de potencia, y se va retorciendo muy inteligentemente. En el último corte, curiosamente una bonus track, aguarda un súbito e importantísimo giro argumental que da sentido a la aterradora aventura de John Winterstraw, y que cierra el disco de una manera mucho más coherente que en la edición que carece de este, donde lo hace de una forma demasiado abrupta.
Estamos pues ante la obra magna de Ahab, ya que envidan en la fórmula del éxito sin renegar de su trasfondo, y no se limitan a simplemente amarrar fraseos efectistas, sino que los tejen delicadamente de una manera más “progresiva” en un alarde de creatividad de lo más elogiable.
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