Calificación del editor

Un álbum correcto que no tiene todo lo necesario para demostrar que Queensrÿche se han sacudido su etapa más pobre en lo que a creatividad se refiere

6.5
VALORACIÓN

QueensrycheConditionHuman

QUEENSRŸCHE
«CONDITION HUMAN»
Century Media

Había mucha expectación sobre lo nuevo de Queensrÿche, especialmente a la hora de comprobar si Todd Latorre había conseguido asentarse dentro de la banda, y si esta era capaz de remontar el vuelo tras una etapa realmente errática. “Condition Human” es el segundo trabajo con Latorre en las tareas vocales y, como era de esperar, continúa la línea de su predecesor, mirando hacia los primeros tiempos del grupo, y recuperando algunos de los elementos progresivos que labraron su estilo a principios de los ochenta. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y también deja serias sombras que no hacen sino sembrar las dudas acerca de la evolución de esta nueva etapa.

Después de un buen número de escuchas, la primera conclusión obtenida es que no es un disco fácil de digerir, siendo necesarias varias vueltas para poder apreciarlo en su plenitud. Y es que igual que digo una cosa digo la otra: gana mucho con cada una de ellas, y su valoración ha subido considerablemente a medida que ha ido sonando en el reproductor. Pero vayamos por partes.
Si buscamos un ejemplo gráfico para visualizar un esquema de “Condition Human”, sería algo así como un puente colgante: está soportado firmemente por sus dos extremos mientras que, a medida que nos acercamos al medio, va decayendo peligrosamente, con alguna tabla rota incluida. Dicho esto, y centrándonos en el aspecto musical, está compuesto por doce cortes de factura heterogénea que trataremos de describir.

Empieza con “Arrow of time”, un tema de Power Metal bastante efectivo, rápido y melódico. Es, sin duda, una buena elección para abrir, aunque en realidad no ofrece nada nuevo estilísticamente hablando. “Guardian” ha sido el segundo single del álbum, más potente que el anterior, de comienzo demoledor con sus guitarras paralelas y un carácter realmente Heavy. Sin embargo, creo que no han acertado con el estribillo, concebido para realzar la fuerza del tema, pero que en realidad corta la velocidad y el desarrollo del mismo. Con “Hellfire”, firme pero más pausado, comienza la bajada. El hecho de que el inicio de sus estrofas sea prácticamente igual al estribillo de “Guardian” produce cierta fatiga auditiva, aunque en parte lo resuelvan a medida que avanza. “Toxic Remedy” cambia el ritmo de las tres primeras, con las guitarras haciendo un trabajo más melódico por debajo de la voz, pero al mismo tiempo otorgándole un carácter más lento y pesado, refrendado por el estribillo. “Selfish lives” es la tabla rota del puente, sin duda. Un tema que no hay por dónde coger, irregular, pesado (no en el sentido del anterior, no confundir una pesadez con la otra), lento, con disonancias continuas mal escogidas o empleadas… Una joya, vamos, indigna ya no del disco sino del propio grupo. “Eye9” consigue que la escucha no caiga al vacío. Sin ser ninguna obra de arte, al menos consigue levantar un poco el despropósito. Es un corte denso, con aire épico pero más moderno que todo lo anterior. “Bulletproof” es lo que podríamos denominar un tiempo lento correcto, aunque perfectamente prescindible. No es una power ballad al uso, pero vale para hacernos una idea. Con “Hourglass” aparecen los primeros rasgos progresivos y un empleo de la instrumentación distinta, con guitarras distorsionadas y limpias, con un cambio de tiempo marcado a mitad de su minutaje, y con pequeños cambios rítmicos que le aportan esa nota de color. “Just us” es un medio tiempo acústico que, pese a dotar al disco de otro aire, no termina de ser más que un relleno, con la consecuencia de impedir la salida definitiva del bache en el que nos habíamos sumido desde hace varias canciones. Una salida que llegará con “All there was”, posiblemente la mejor de todo el trabajo, y que devuelve el interés para volver a sostener el puente cuando todo parecía perdido. Guitarras rápidas, cuidadas, y por fin un estribillo que no desmerece a las estrofas precedentes, recordando incluso, por fuerza y estructura, a alguna de las piezas de su celebrado “Empire”. De “The aftermath” no podemos decir sino que es un fragmento de enlace entre “All there was” y “Condition Human”. Va enlazado a ambas, no tiene entidad de tema propio, ni otro sentido, finalidad o lo que queramos llamarle. “Condition Human” es el corte más progresivo de todo el álbum, el más largo, y otro de sus puntos fuertes. Está bien estructurado, desarrollado e interpretado, con reminiscencias, salvando las distancias, a “Operation: Mindcrime”, y en el que descubrimos a los Queensrÿche más clásicos. Un acierto. De los tres bonus incluidos en las ediciones de lujo no podemos dar detalles, puesto que aún no los tenemos disponibles para analizar.

Respecto a la producción, desde la primera escucha se echan en falta un par de puntos más de potencia. No es que los temas no lo sean, sino que en la mezcla final han quedado algo cojos cuando podrían haber sonado como auténticos cañonazos. ¿Suena mal? No. ¿Es sucia? No. Simplemente poco ambiciosa. Al final, uno se acostumbra a ello, pero lo cierto es que es como resignarse a tener un producto resultón cuando podrías tener un pelotazo. De quién es la culpa no lo sabemos, pero deberían planteárselo de cara a futuros lanzamientos.

En definitiva, un álbum correcto que va mejorando a medida que se van descubriendo los pequeños detalles, pero que dista mucho de ser una obra maestra, y que aún no tiene todo lo necesario para demostrar que Queensrÿche se han sacudido su etapa más pobre en lo que a creatividad se refiere. La línea la han encontrado, pero aún tienen camino por recorrer… Y un productor que cambiar.

Fernando Galicia Poblet