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RIVERSIDE
13.05.2017, Salamandra 1, L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona)
Promotor: Madness Live!

Se presentaba especial la noche en Barcelona para recibir a los polacos Riverside, un año y medio después de su última visita. Y es que, tras el fallecimiento en febrero de 2016 de su guitarrista Piotr Grudzinski, el futuro de una de las bandas punteras del Rock Progresivo europeo estuvo entre interrogantes durante buena parte del pasado año.
No fue hasta septiembre cuando Mariusz Duda, líder de la banda, comunicó la decisión de seguir adelante con el proyecto en forma de trío, editando un álbum recopilatorio de temas instrumentales, “Eye of the Soundscape”. Poco después anunciaron la actual gira, “Towards the Blue Horizon”, con Maciej Meller de sus compatriotas Quidam como guitarrista invitado.

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Precisamente las atmósferas de “Eye of the Soundscape” precedieron la aparición en el escenario de Duda y los siempre solventes Michal Lapaj a los teclados y Piotr Kozieradzki a la batería. “2016 fue un desastre para nosotros”, comentó el vocalista de Riverside antes de tocar ninguna nota. “Somos una banda diferente ahora, y queremos enseñaros nuestras canciones, pero sobre todo esperamos que salgáis de aquí con una sonrisa en vuestra cara y en vuestro corazón”, añadió ante una Salamandra con tres cuartos de entrada.

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Acto seguido, comenzaron una versión extendida de “Coda” (último corte de “Shrine of New Generation Slaves”, de 2013), con un oscuro crescendo de intensidad a la que la guitarra de Meller no se sumó hasta la mitad, dejando claro quién forma el núcleo de Riverside, y quién por ahora, es el invitado. Los quince progresivos minutos de su suite “Second Life Syndrome”, terminaron de calentar la noche, rematados sin dilación por la balada “Conceiving You”, siempre bienvenida por los fans.
Tras enganchar dos temas de su primera etapa se encargaron de devolvernos al sonido actual de la banda con el riff de bajo de “Caterpillar and the Barbed Wire”, de su más reciente “Love, Fear and the Time Machine”. Una interpretación sobresaliente de un tema sobre eso mismo: amor, miedo y transformación, mezclando contundencia y emotividad.

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Y es que el cuarteto funcionó como lo ha hecho siempre: centrándose en las canciones, permitiéndoles a cada momento el desarrollo que se merecen. La etérea “The Depth of Self-Delusion” contó con un final extendido, mientras que en “Lost”, Duda tomó la guitarra acústica para mostrarnos cómo la compuso. Pronto le acompañó el resto de la banda y el público cantando el ya clásico estribillo: “Come follow me, where the river flows…”. Otro riff de bajo terminó de encender la velada, el de la imprescindible “02 Panic Room” con una energía más rockera y un sonido en la sala más equilibrado que al comienzo.
Pero, ¿qué tal el nuevo guitarrista? Pues sí que se notó cierta timidez por parte de Meller, lógica por otra parte, que esperamos desaparezca en próximas citas. En cuanto al resto de su interpretación, nada que objetar, manteniéndose fiel a las líneas originales de Grudzinski. Mención especial mereció el espectáculo de luces, potenciando cada pasaje con el fulgor o intimidad que requerían.

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Para el tramo final, los polacos reservaron la brillante “Escalator Shrine”, una de las piezas más sentidas por la audiencia, con un desarrollo desde lo atmosférico hacia terrenos casi metálicos, donde las líneas de órgano setentero de Michal Lapaj terminaron de deslumbrarnos. Toda una lección de elegancia y sobriedad para muchas bandas de progresivo modernas… y no tan modernas.
Tras ello, tiempo para los bises: Towards the Blue Horizon”, navegando de nuevo entre la sensibilidad y la intensidad moderada y “Coda”, tal como abrieron el concierto, pero esta vez con un tramo final más luminoso. Una energía positiva que inundó la sala como pocas veces se ve en un espectáculo de Rock Progresivo. «When something ends, something else begins. We are moving on», entonó no casualmente Duda antes de los últimos compases.
Y sus deseos se cumplieron: los asistentes salimos de la sala con una sonrisa interior y exterior, más la certeza de que hay Riverside para rato. Esperaremos ansiosos sus nuevos pasos en ese camino hacia adelante, porque la calidad y la sensibilidad siguen intacta.

Texto: Carlos Ponce
Fotos: Marc Laplana