Calificación del editor
Con 'Sliver & Gold' las estrellas vuelven a alinearse. No hay grandes ambiciones ni experimentos, simplemente han vuelto sobre sus pasos y han elegido unas buenas melodías sobre las que construir unas composiciones que enganchan, y en muchos casos, emocionan como antaño.
BACKYARD BABIES
‘SLIVER & GOLD’
Century Media
Siempre es grande saber que los Backyard Babies están de vuelta y con nuevo material. Estuvimos echándoles de menos hasta que reaparecieron con ‘Four by Four’, a pesar de que en disco no terminaron de colmar nuestras expectativas. Parecía que la versión sobria de los Babies era un poco más aburrida, pero tranquilos todos, ‘Sliver & Gold’ está aquí para despejarnos dudas y devolvernos la fe en un grupo que pareció en los 90 que podían llegar a llenar grandes recintos. Disco con mucho tema accesible, con chispa y un poco en onda hacia discos como Stockholm Syndrome. Nada como volver a escuchar el punk rock de excelente factura hecho por tipos tan cool como Dregen o Nicke Borg. Sus discos en solitario y sus conciertos estuvieron muy bien, pero la gente quiere Backyard Babies.
Empezaremos con los singles potenciales que pueblan este trabajo. Sin duda alguna “Shovin’ Rocks” es el trallazo que te entra a la primera. Facilona como pocas, pero entretenida y pegadiza. Uno de los himnos que tanto dominan los suecos y eso que el estribillo sólo dice “Rock & Roll”. Protagonismo para el bajo de Johan Blomqvist y la pegada de Peder Carlsson. A ello súmale un piano que va reclamando protagonismo y un final que deriva en homenaje a Poison. Personalmente la que más me ha
convencido es otra de las más accesibles, “Yes to All No”. Aquí Dregen y los chicos demuestran que mantienen toda la magia con un corte tan delicado como intenso.
Vuelve la chispa, con cucharadas de nostalgia, bien llevada, y un pellizco de tristeza. Antes lo inician todo con la potente “Good Morning Midnight”, dejando patente que la producción de Chips Kiesbye es rotunda. Otro tema que estará sí o sí en sus próximos directos. Punk rock de quilates con un riff excelente de base.
Nicke Borg canta mejor que nunca en canciones como “Simple Being Sold” y el sabor clásico del grupo permanece perfectamente intacto. Grandes en esas segundas voces del estribillo. Siempre solían acercarse al punk rock californiano en algún tema, y en este caso es la canción que da nombre al disco: Sliver & Gold. “Ragged Flag” baja un poco el listón, pero muestra a un grupo más ecléctico y probando algo diferente. Muy buenas percusiones, pero ni el verso ni el estribillo terminan de calar. “Bad Seeds” es otra buena muestra del nivel que atesoran en pleno 2019. No hay grandes velocidades y sí buenas melodías que funcionan con un Borg exquisito a la voz. En las letras vas a encontrar sus habituales homenajes a los grandes de la escena rock y punk.
El riff de “44 Undead” te hará recordar los viejos tiempos del Total 13 (especialmente “Star War”. Misma onda y deje, aunque si quieres ver buenos brotes verdes de lo que es un retorno en toda regla, no te pierdas esa maravilla llamada “A Day Late in My Dollar Shorts”. Genial composición con esos coros guerreros pero sutiles y con un verso-puente-estribillo de manual. Justo lo que uno espera de Dregen, Borg y compañía. El final del disco es de traca y la balada “Laugh Now Cry Later” también te
llegará a emocionar. Inicio con reminiscencias al “Free Bird” de los Skynyrd, con ese piano acompañando los acordes de Dregen. Borg se vuelve a salir y el combo de Estocolmo vuelve a demostrar por enésima vez que son una banda más que especial.
Posiblemente la mejor en lo suyo. Es un tema inusualmente largo para los Babies, incluyendo sección instrumental grandilocuente, así que la comparación con los Skynyrd no es descabellada. Han firmado su “Free Bird” particular en versión punk rock.
Siempre tendré debilidad por esta gente pues les sigo desde que empezaron. Pero eso no le debe a uno impedir ser crítico cuando el grupo lo merece. Ha habido discos correctos y su comeback fue algo descafeinado, pero con ‘Sliver & Gold’ las estrellas vuelven a alinearse. No hay grandes ambiciones ni experimentos, simplemente han vuelto sobre sus pasos y han elegido unas buenas melodías sobre las que construir unas composiciones que enganchan, y en muchos casos, emocionan como antaño.
Hacía mucho que un disco de los Backyard Babies no me dejaba con una sonrisa y con ganas de ver en directo el nuevo material junto a los clásicos.
Jordi Tàrrega
Sin Comentarios