Leprous 2019 en Apolo, Barcelona

LEPROUS, THE OCEAN, PORT NOIR
16.11.2019, Sala Apolo, Barcelona
Promotor: Madness Live

Texto: Meri Gaig
Fotos: Irene Serrano (http://ireneserranophotography.com/)

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Se me quedó en el tintero la crónica del anterior concierto de Leprous que dieron hace exactamente dos años y dos semanas en la sala Bikini de Barcelona. Pues voy a aprovecharlo, estableciendo paralelismos entre ese evento y el del pasado sábado 16 de noviembre de 2019, así como haciendo un brevísimo análisis de la progresión de la banda hasta día de hoy. Ya aviso que me ha salido largo, pues pocas veces se puede escribir desde las tripas tanto como en esta ocasión. Siento la necesidad de aprovechar esta crónica como una retrospectiva-introspectiva –es decir, valorar desde mi opinión personal– la evolución del grupo de noruegos desde sus inicios. A lo mejor esto tendría más sentido en la sección de opinión de este medio, pero la crónica ahí está. Si has venido aquí solo por la crónica de Apolo (como es normal), haz clic aquí para leerla sin más preámbulos.

Entre los que me conocen, es bien sabida la devoción que siento por Leprous desde que les descubrí en «Tall Poppy Syndrome» –su álbum debut, que hacía gala de un imponente metal progresivo– publicado hace ya diez lejanos años. Fue con su segundo lanzamiento, el ecléctico, igualmente excesivo, aunque menos extremo, «Bilateral», con el que se consolidaron en mi como mi banda predilecta; desarrollaron en mí una devoción casi enfermiza, obsesiva; algo inaudito en un grupo «Millennial» como son. Es como si estuviéramos en los a finales de los 70 y acabáramos de descubrir unos tal Iron Maiden. Desde el primer momento somos conscientes de que tenemos algo muy grande entre los oídos.

Con «Coal» bajaron mucho más la intensidad metálica de las composiciones, pero no por ello mermando la potencia sonora del disco, siendo quizás el más redondo (jeje) de toda su carrera. Crearon su sello, un sello único.

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Leprous 2019 en Apolo, Barcelona3
Leprous han ido cambiando de estilo casi tanto como de bajista durante estos años (recordemos que partieron como una banda adolescente de metal extremo, como su nombre deja intuir), y sus propuestas oficiales siempre fueron firmes y excelsas. Sin embargo, con «The Congregation», intentaron reinventarse de nuevo, aunque algo empezaba a tambalearse un poco –justo como lo hizo la formación de la banda, con la partida de su inmenso batería Tobias Ø. Andersen–, con un par o tres de temas de los que yo considero de relleno, y que no comprendo como llegaron al corte final, ya que deslucían esa amalgama de «jitazos» que teníamos entre manos. «Jitazos» que sonaban a Leprous, sí, aunque quizás demasiado. Con ese disco, fueron a dar el salto a lo que podemos considerar «la fama» en este mundillo musical tan subversivo que nos atañe. Sus reproducciones en Youtube y Spotify se dispararon. ¡Que orgullo sentí como fan primeriza!

Después de eso, presenciamos la fuga del técniquísimo guitarrista solista del grupo, Øystein Landsverk. Eso se notó en su siguiente lanzamiento, «Malina», donde Leprous abandonó ese virtuosismo y esa excesividad progresiva que les caracterizaba en su música, para abordar una versión más costumbrista, sencilla y placentera al oído de lo que eran sus pilares musicales. Como el anterior lanzamiento, pero mucho más descarado. Como si hubiesen abordado el álbum para agradar a nuevos oyentes y ensanchar más aún la fanbase. Malina no destacaba en nada, más allá de ese magnífico chello, y un par o tres de temas notables. Compositivamente hablando, la batería era plana, las guitarras sonaban a una suerte de metal alternativo moderno, y la voz de Einar, apenas sobresalía. Un total desengaño por mi parte.Leprous 2019 en Apolo, Barcelona3Fue precisamente en la presentación de Malina en Barcelona cuando algo en mi relación íntima con la banda se acabó de romper. No recuerdo haber salido de ningún concierto tan cabreada y desencantada como en esa ocasión. Y es que veníamos de haberles visto cuatro meses antes en el añorado festival «Be Prog! My Friend», en la propia ciudad Condal, en la que presenciamos lo que personalmente catalogo, como la experiencia musical más apoteósica que he experimentado en mis carnes. Pura eufória y desenfreno. Eran Leprous en estado puro, tocando un setlist curado mediante encuesta por los propios fans de la banda, y donde pudimos presenciar cortes ya olvidados en directo como el magistral «Mb. Indifferentia», e incluso muchos otros del primer disco. Qué barbaridad fué eso.

¿Como narices era posible pasar de un extremo a otro en tan poco tiempo, con la misma formación en directo, y en una de mis salas favoritas de Barcelona? Os seré sincera: el ambiente de la sala. Bikini estaba llena de unos asistentes que podríamos catalogar de «fans noveles», poco versados en el conjunto, que se pasaban el concierto charlando, con la música de los noruegos de fondo, como quien va a pasar la tarde en un pub ruidoso y con cerveza mala y cara. «Pero Meri, si esto siempre pasa…«, ¡pues no! En todos sus conciertos en salas pequeñas hasta la fecha, nos congregábamos los devotos fans de la banda, desde incluso su primera visita a españa como cabezas de cartel presentando «Coal» en una abarrotada Razzmataz 3.

Lo de Bikini fue como descubrir que tu hijo adolescente ha empezado a fumar simplemente para encajar en su nuevo grupo, hacerse el «guay» delante de sus nuevos amigos, y dejando de lado sus colegas de infancia.
Para con «Pitfalls», su más reciente estreno, el desencanto seguía. Escuché varias veces sus singles antes del lanzamiento, pero nada me encandilaba del todo, seguía dolida. Pero luego el disco salió. Y escuchándolo con atención un par de veces, detecté varias cosas que me agradaron, y mucho. Esa conceptualidad del disco, basada en la reciente etapa emocionalmente oscura de Einar, cantante, teclista y lider. Esos nuevos experimentos con la electrónica, sumadas a esas líneas de batería mucho más interesantes, y solventemente ligadas a golpe de arco sobre el cello. Y las voces, ay las voces. Volvíamos al pasado, a esa voz operística afalsetada que les caracterizaba en «Bilateral», volvía, transformada aunque genuína. Tenía que ir a Apolo a verles en directo. Habían vuelto a captar toda mi atención.Port Noir 2019 en Apolo, BarcelonaLa crónica, al fin. Hablaré brevemente de los teloneros de lujo que les acompañaron para no romper la dinámica del texto. Port Noir, un trío nórdico que no conocía, consiguió atraer bastante público. Tocaron solo temas de su último disco, el cual, oh sorpresa, es diametralmente distinto a todo lo que habían hecho hasta ahora. Realmente convincentes. ¡Y qué prístino sonido! Mezclaban muchos elementos de electrónica en sus temas, ejecutados en directo sobre el controlador por el guitarrista del grupo de forma magistral y precisa. Era curioso como a ratos sus guitarras sonaban muy a Rage Against the Machine, pero eso no es nada malo. Les seguiré la pista, seguro.

Port Noir 2019 en Apolo, Barcelona
Port Noir 2019 en Apolo, Barcelona
The Ocean 2019 en Apolo, Barcelona3

Les seguían The Ocean, que a nadie seguidor de este mundillo les sonarán desconocidos. Quizás su estilo no encajaba mucho con el de sus dos acompañantes, debido a su estilo tirando a hardcore a ratos, sobretodo en las voces, pero a quién le importa eso. Sonaron asfixiantes, abisales como el mar, golpearon duramente como olas bravas sobre el espigón del abundante público, cargados de peces cambrianos muy variados de toda su discografía. No se echó mucho en falta la ausencia de las proyecciones que les suelen acompañar, y que contribuyen a que la inmersión atmosférica que proponen sea total gracias a las luces y la carga de humo que no facilitaba la tarea de los reporteros fotográficos. No defraudan nunca.

The Ocean 2019 en Apolo, Barcelona3
The Ocean 2019 en Apolo, Barcelona3
Antes de que salieran los noruegos a escena, Apolo ya estaba caldeada y repleta. Recordemos que estamos hablando de una sala de capacidad media-alta, una que ni siquiera Opeth ha conseguido llenar del todo. La popularidad del grupo no había disminuido, bien al contrario.

Había rumores de que Einar no estaba muy fino debido un catarro, y ahí empezaron los temores de todos. Si en un disco donde tanto destaca la voz, tenemos al cantante medio afónico, mal vamos. La total incertidumbre nos asoló cuando Juan Antonio, el promotor del concierto, salió a las tablas explicando el delicado estado del cantante, asegurando que incluso le presionó para que no cancelaran la actuación. Menuda hecatombe… Pero bueno, ya estábamos allí, qué le íbamos a hacer.

Leprous 2019 en Apolo, Barcelona3

Leprous sale a escena. Empieza sonando «Below» el corte que abre el disco protagonista de la velada. A los pocos segundos, Einar empieza a cantar las primeras estrofas. «Oye, pues ni tan mal…«. Seguimos. Segundo fraseo, todo sigue bien. Y al tercero, ya se nos caen a todos al suelo. Borda esa parte, compleja, exigente, soberbia; de manera impecable. «¿Qué está pasando? ¡Pero si está mejor que nunca!«. Dudábamos que pudiera seguir aguantando el tipo así todo el concierto. ¿Lo iba a conseguir? El cierre del tema, no menos sencillo, fue perfectamente orquestado por todos. El sonido: cristalino, potente, espacioso; nadie pisaba a nadie, nada se emborronaba.

Leprous 2019 en Apolo, Barcelona3
Leprous 2019 en Apolo, Barcelona3
Al poco rato empezaban a sonar los característicos rasgueos de «Stuck», del frágil «Malina», pero que quedaba muy bien integrado en el setlist en cuanto a estilo.
Seguido de ese, llegaba el que iba a ser el punto más cañero de la noche, con «Third Law». Curiosamente estaban sonando temas antiguos vocalmente muy demandantes, pero el cantante aguantaba el tipo, y de qué manera. Estaba intachable, espléndido. Esto prometía y mucho.
Realmente, todo el concierto sonó con gran contundencia sonora gracias a las labores de Baard, el baterista, y el ya no tan nuevo bajista del grupo, Simen, con quien parece que han establecido lazos firmes, y parece que, al fín, van a tener bajista para rato. Este hecho hacía sonar los nuevos temas – y los no tan nuevos– mucho más roqueros y envolventes. Cosa que fue de lujo sobre todo en los tres temas que tocaron del «Malina» con los que nos dejamos seducir. No me esperaba esto, ¡la llama volvía a prender!

Leprous 2019 en Apolo, Barcelona3
Leprous 2019 en Apolo, Barcelona3
Varias sorpresas más acontecieron durante la noche. En algunos temas presenciamos proyecciones ambientales a lo largo de todo el techo de la sala, con unas inmensas pantallas colganderas. Qué lejos estaban de esas teles LCD de 32 pulgadas que se traían de casa para cada gira hace unos años… Una escenografía digna de estadios. ¿Y las luces? Increíbles. Unos avanzados cañones de luz generaban interesantísimos espectros visuales sobre el humo de la sala, como salidos de un concierto de Ulver. Y es que les acompañaban esa noche sendos propios técnicos de luces y sonido, y eso se notaba, de qué manera.
Leprous 2019 en Apolo, Barcelona3Tema tras tema la banda fue encandilando al público con una muy buena mezcla de cortes, todo sonando impecable, incluso el cantante, del que no pudimos escuchar ni un solo desliz. «Si llega a no estar enfermo…» se iba escuchando entre los asistentes, todos entregados, como en los buenos tiempos. Relaciono ese gran rendimiento vocal a que las labores de teclista eran ahora compartidas por varios de los miembros de la banda. Einar se podía versar en lo realmente importante, las voces, dejando a un lado la gran complejidad que entrañan los teclados.

Leprous 2019 en Apolo, Barcelona3

A punto de cerrar el evento sonó el tema más crítico de todos, «Distant Bells», es donde el contralto se la jugaba vocalmente de todas todas. Y salió espectacular. Sin más palabras. Que gran sabor de boca. Tras un par de bises cerraron la velada, con «The Sky is Red», que si bien no aportó mucho más, sí culmió con esa «outro» la velada, espectacularmente.

¡Hola de nuevo, Leprous!

 

Playlist del Setlist: