Calificación del editor
termina siendo irónico que nos sorprendamos de que hayan sido capaces de combinar tanta variedad cuando echando la vista atrás a su discografía ningún disco suena igual que al anterior. Tal vez eso es lo que los hace grandes.
COMEBACK KID
“OUTSIDER”
Nuclear Blast
Siempre es un placer empezar en un proyecto que te gusta. Pero cuando lo haces hablando de algo que te gusta especialmente … ay amigos. Ese es el placer.
Las expectativas estaban más que altas tras su anterior “Die knowing” pero algo de lo que pueden presumir Comeback kid es de tener a sus fans tranquilos pues no le tememos ya a la decepción.
Su reciente fichaje por Nuclear Blast arqueó alguna que otra ceja. La mía incluida. La confianza seguía ahí, incluso cuando sacaron el primer single “Absolute” que, lejos de decepcionar, si que es cierto que no destacó por su carácter hímnico como suelen hacerlo los temas más grandes de los canadienses. Amén de la colaboración más extraña que podíamos imaginar. La presencia fantasmagórica del mismismo Devin Townsend contrastaba hasta los topes con lo que todos esperábamos de ellos.
Sin embargo, han sabido orientar bien la experimentación que han querido abrazar en este trabajo, sobre todo a partir de una producción más metálica que de costumbre. Y eso llama la atención siendo Comeback kid una de las eminencias del Hardcore / Punk actual. Y pese a ello, han sido capaces de mantener esta esencia. El disco está lleno de himnos. Suena orgánico y por momentos fuera de control. La parte más intensa de “Hell of a scene” es la que usaré cuando alguien me pregunte por la definición de zapatilla en la música. En cambio, el estribillo de la misma suda melodía más allá de los gang vocals a los que nos tienen acostumbrados. Y es que se nota una búsqueda de la melodía algo más pegadiza, posiblemente influenciados por la otra (y muy admirada por un servidor) banda de Andrew Neufield, Sights and sounds.
Por tanto, me resulta especialmente admirable como un grupo tan clave en un género tan aparentemente encasillado y acusado continuamente de repetirse ha sido capaz de crear personalidad en un trabajo a partir de la mezcla de géneros, y más de esta manera usando lo interesante de cada uno según lo conveniente para cada tema o momento. La base rítmica de “Consumed the visión” es absolutamente rockera, siendo en cambio el uso de la voz en su mayoría un acercamiento directo al Punk Rock. La introducción de “I’ll be that”, en cambio, roza el Death Metal.
Y lo más importante de esto es que, como ya he dicho, la cosa funciona de manera orgánica. La maquinaria no se ve forzada en ningún momento, y por ello es que el concepto se mantiene, y posiblemente eso haga que los temas funcionen especialmente bien en los directos, terreno en el cual ellos son los reyes indiscutibles.
Y al final termina siendo irónico que nos sorprendamos de que hayan sido capaces de combinar tanta variedad cuando echando la vista atrás a su discografía ningún disco suena igual que al anterior. Cada uno tiene su propia esencia. Tal vez es eso lo que los hace grandes. Tal vez es que simplemente tienen el don de transmitir.
Titus Bellés
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