OBSIDIAN KINGDOM ‘MEAT MACHINE’
LISTENING SESSION
Por Marc Gutiérrez
EL CONCEPTO
Obsidian Kingdom son unos visionarios, no me cabe duda. Solo ellos hubieran sido capaces de publicar un disco titulado ‘A year with no summer’ (‘Un año sin verano’)… quizá ya se veían venir lo del Coronavirus. De eso hace cuatro años y hoy nos encontramos sumidos en esta nueva (sub)normalidad a la que nos someten los que mandan. Quizá ‘Meat machine’ sea también un título que refleja el momento actual y simbolice la trituradora de carne en la que nos han metido. O quizá no, porque tal como decía Rider G Omega en su speech post listening session el concepto es tan abierto como pensamientos se planteen.
“Encontramos que la carne era un concepto suficientemente amplio y ambiguo como para que todo el mundo pudiese aportar y proyectar sus propias filias y fobias una vez hecho el disco. Creo que ‘A year with no summer’ tenía una narrativa muy cerrada y encorsetada y eso fue un problema porque el disco es aburrido, porque no quisimos salirnos del guión “tengo que explicar esta historia” y entonces, claro, en el momento que desvías un poco la atención ya parece que no estás explicando ese cuento. Al final fue una cosa lineal, previsible, que aburría a mucha gente, incluso a mí. Aquí dijimos (chasquido de dedos) “a lo que salga, a lo loco” y necesitábamos un concepto suficientemente amplio como para cohesionar todos los contenidos sin comprimirlos y, claro, el tema de la carne ¿que quiere decir? ¿dinámicas de consumo, sexo, envejecimiento del cuerpo, fisicalidad del mundo…? lo que tú quieras. Y todo eso está en el disco. Al final el primer single tiene que ver con la espiritualidad.
La carne es como aquél recipiente de todos aquellas cuestiones y llegamos a la conclusión que todo aquello que nos gobierna, que principalmente son las emociones, es como un sistema de supervivencia y eso nos acerca a la materia, a mantenernos en nuestro cuerpo. Cosas como la rabia o la tristeza nos mantienen vivos, nos solucionan los conflictos agresivos, evitan que nos separemos de nuestros grupos gregarios porque nos dan más posibilidades de sobrevivir y eso al final es algo muy elemental: estamos aquí y tenemos que seguir aquí. Yo creo que la carne une aquellos dos mundos, lo terrenal y lo celestial. Es lo que tratábamos de relacionar pero es muy pretencioso.
No hemos tenido quejas de veganos ni vegetarianos, pero sí de fundamentalistas metaleros y no por la carne sino porque no llevamos el pelo largo, ni vestimos de negro, porque hay mujeres transexuales en la banda, todo eso no pueden soportarlo. No pueden criticar la música porque en el fondo les gusta y no lo reconocen (risas). No hay críticas sobre la carne. Yo esperaba crear más conflicto (risas) “.
Pero rebobinemos al principio y es que allí nos reunimos algunos medios de prensa de Barcelona dispuestos a escuchar ‘Meat machine’, a departir, a beber y a echar un rato entre amigos, porque todos éramos conocidos. Se respetó el aforo, las distancias y la mascarilla. Hubo chascarrillos, buen rollo, buen humor, música y mucha carne, por supuesto. El Milano Cocktail Bar de Barcelona fue el lugar de encuentro un miércoles 5 de agosto.
MEAT MACHINE
‘Meat machine’ viene precedido de mucha expectación. Obsidian Kingdom es una banda a la que no le gusta encasillarse. Ni repetirse. ‘A year with no summer’ no tuvo nada que ver con ‘Mantiis’ así que era de esperar que ‘Meat machine’ fuera algo distinto. El primer single así lo atestigua. Me comenta Ojete Mordaza II que el single, “Meat star”, es el gancho del disco. Confirmo que así es.
La voz cantante la llevó Rider G Omega que hizo de presentador e interlocutor de la banda.
Acomodados en unos butacones, bebida en mano y libreta y bolígrafo para tomar notas, me dispongo a dejarme llevar por el universo de Obsidian Kingdom. Sé que me van a sorprender y confieso que espero algo distinto a ‘A year with no summer’, un disco con el que no he acabado de conectar, aunque sigo intentándolo porque sé que algún día lo conseguiré.
Confieso también que cuando me dispongo a escribir estas líneas tengo el disco en mi poder pero prefiero no escucharlo aún. Prefiero desnudar mis primeras impresiones, esas sensaciones que me causó algo “tan desagradable”, como decía Rider G Omega.
TRACK BY TRACK
Con “The edge” dejan bien a las claras que rompen con ‘A year with no summer’ y pronto, muy pronto, aparece la voz de Irene, angelical y que supone un soplo de aire fresco en contraposición con la esencia industrial y estridente del componente musical. La locura reina ya de buenas a primeras en un tema que rompe con los discos previos.
El inicio industrial de “The pump” y unas bases muy duras confirman que Trent Reznor es una de las figuras clave en la composición de ‘Meat machine’. Mucho sonido industrial, mucha fuerza, mucha estridencia y de nuevo el contraste vocal en las voces de Rider G Omega que baila entre las rabiosas guturales y voces limpias que me recuerdan a Peter Tagtgren en Pain y a las bandas alternativas de los noventa como Sonic Youth.
“Mr. Pan” es quizá uno de los temas más Metal del disco, no en contundencia pero sí en musicalidad. Una calma tensa que desemboca en un intenso solo de guitarra y un “night tide, knife ride” muy contundente.
“Naked politics” muestra un estilo muy diferente, muy noventero, con voces limpias en su totalidad y un estribillo muy melódico. Llega a descolocar tanta melodía pero no es más que una de las muchas idas y venidas del disco.
“Flesh world” constituye una de las grandes sorpresas del disco. La sola voz de Eaten Roll I copa todo el protagonismo del tema mientras que Rider G Omega solo hace acto de presencia. Una revelación para un servidor en un corte que crece a medida que crece la voz femenina y que desemboca en un tenebroso final delicioso que quieres que siga sonando.
“Meat star” es el primer sigle de ‘Meat machine’. El post metal está muy presente en un tema muy tenso que rompe la voz clara de Rider G Omega, melódica y noventera.
“Spanker” es, quizá, el tema más electrónico del disco y uno de los más “amables”. Todo voces claras y bastante bailable.
“Vogue” es otro tema movido, corrosivo, post y con unas voces que se contonean entre varios registros.
“Womb of wire” es la mayor locura del disco, quizá el sonido más contundente de su carrera que deja paso a la voz de Eaten Roll I. Un tema demoledor.
“A foe” cierra el disco dejándolo muy abierto. Teniendo en cuenta que Obsidian Kingdom elabora historias con principio y final en cada trabajo, da la sensación que, musicalmente, ‘Meat machine’ queda abierto, veremos si a una continuación musical, a una segunda parte o a una evolución de esta temática o si es solo una sensación mía. Una canción que empieza muy relajada y que, en un giro inesperado, parece convertirse en un funeral.
Una vez escuchado el disco concluyo que la electrónica y los sonidos industriales son, definitivamente, los motores de los nuevos Obsidian Kingdom. Una propuesta con muchas idas y venidas, muchos giros musicales que te desconciertan, que te sorprenden, que impiden que te aburras pero que consiguen que estés atento a lo que suena, que no pierdas el hilo. Y esto lo escribe alguien que no es dudoso al afirmar que la electrónica y el post metal no son sus estilos preferidos.
Quizá si lo relacionas con los experimentos que Obsidian Kingdom hicieron en ‘Torn & Burnt’, le añades influencias noventeras, la mente perversa y retorcida de estos cinco músicos y metes a tito Reznor y a Manson en una coctelera puede salirte algo parecido a ‘Meat machine’.
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