Lemmy

MUERE LEMMY KILMISTER, NACE LA LEYENDA
BORN TO LOSE, LIVED TO WIN
Por Marc Gutiérrez

La muerte de Lemmy nos ha pillado por sorpresa a todos. Seamos sinceros, era de esperar que el día menos pensado se anunciara la noticia pero no por ello duele menos.
Lemmy vivió la vida al límite haciendo gala, en el sentido más amplio del término, del «Sexo, drogas y Rock ‘n Roll». Lemmy es el escudo del Rock ‘n Roll, esa insignia que se lleva en el pecho, a la altura del corazón y que simboliza aquello por lo que luchar, por lo que vivir, por lo que darlo todo. Lemmy consiguió que punks, heavies y rockeros estuvieran de acuerdo en algo y es en ensalzar himnos como “Overkill”, “Bomber”, “Ace of spades” o “Killed by death”.

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Un músico se convierte en leyenda por sus méritos, por su actitud, por sus composiciones pero, por encima de todo, por convertirse en un icono de una generación y Lemmy no hizo nada especial para ello: simplemente se limitó a ser él mismo, porque Lemmy no tenía voz cazallera para ir de malote. Lemmy consiguió ser el músico más honesto, cantando como vivía, con su voz rota, con sus historias callejeras y siendo el reflejo de muchos chicos que tenían la calle como leitmotiv.
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Su discografía ha podido tener altibajos, ha podido conocer momentos dulces y amargos pero siempre ha estado repleta de canciones hechas con rabia, sin autocomplacencia hacia nada ni hacia nadie, siempre han sido canciones punzantes y sin concesiones.

Los méritos de Lemmy no hace falta nombrarlos ni contarlos, solo hace falta echar un vistazo a su discografía para darse cuenta de que Lemmy Kilmister ha sido más que un músico, ha sido un artista en todo su esplendor con un legado descomunal en lo musical y con unas actuaciones en vivo portentosas en las que siempre había un elemento común, la actitud, eso que define al Rock ‘n Roll.

Hay músicos que están predestinados en esta vida y Lemmy era uno de ellos. Su vida eran los escenarios y pensábamos que moriría tocando. No ha sido así pero poco le ha faltado. Su delicada salud no le ha impedido en los últimos años seguir actuando pese a que su estado no era el más óptimo. Tuve la oportunidad de despedirme de él este verano en Hellfest en un concierto que no olvidaré nunca, en el que Lemmy tiró de corazón y agallas para sacarlo adelante. Pero su cabeza no entendía de rendición. Su coherencia le pedía subirse a un escenario a darlo todo y así hizo hasta el fin de sus días.

Ahora Lemmy es una leyenda por derecho propio y donde quiera que esté se toma unos tragos con Ronnie, Jeff, Dimebag, Gary y hasta se rumorea la reunión de los Mötorhead clásicos, en formato trío, con «Philthy Animal» Taylor a la batería y Würzel a la guitarra para tocar íntegros “Rock ‘n Roll” y “1916”.

Descanse en paz, Ian Fraser “Lemmy” Kilmister.

Nacer para perder, vivir para ganar.

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