KADAVAR + HÄLLAS + MARS RED SKY
17.11.2019, Razzmatazz 2, Barcelona
Promotor: Madness Live

Como si de un Vs. se tratara hoy, por primera vez en Empire, vamos a confrontar dos crónicas de concierto en una y no necesariamente porque sean iguales o diferentes sino porque dos personas del criterio de Juan Espinoza y Ymir Peiró asistieron al mismo concierto y han querido plasmar su opinión del mismo y como en la redacción nos parece injusto que no leáis a uno de los dos pues os damos un 2×1… bueno, 3×1, que esto se acompaña de las fotos de Eduard Tuset!

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Juan Espinoza

Entre líneas, si me pregunta por mis expectativas, antes de entrar a Razzmatazz 2 la noche del domingo, la respuesta no sería la misma pues terminó siendo una noche para el recuerdo.

Con puntualidad inglesa, la banda Sueca Hällas inicia una increíble demostración de poder. La voz de Alexandersson sobresale de forma imponente a partir de los primeros acordes de «The Astral Seer». Una sala a medio aforo que ya está rendida y no es para menos con esa perfecta amalgama de Rock clásico setentero, Psicodelia y un componente especial como es esa valentía presente de la NWBOHM. Cada tema que caía, como «The Golden City Of Semyra» y «Star Rider», daba la sensación de cabalgar en el viento en una excelente sensación de fluidez y energía positiva. Increíble, cuando ejecutan «Tear Of Traitor» que viene incluido en su próxima placa ‘Conundrum’ con ese sencillo riff que ponía la Razz2 en ebullición; los teclados aunque bastante lejanos logran las atmósferas embriagadoras y bohemias. Cerraron con «Hällas», de su Ep primigenio.
Todo una sorpresa demasiado agradable… Vamos, un gran descubrimiento en toda regla pues en directo suenan mejor que en disco y además tienen una actitud sobresaliente. Geniales.

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Tras un breve descanso llegan los franceses Mars Red Sky, unos viejos conocidos, que traían bajo el brazo su nuevo ‘The Task Eternal’. Lastimosamente el show se vio opacado por un problema técnico en la conexión de los pedales de distorsión, aquellos puentes que logran ese sonido único y reconocible que logra Julian. Aún con este contratiempo los asistentes guardaron la compostura y mostraron su apoyo a la banda. Apenas estuvieron cuarenta minutos en los que incluyeron cuatro cortes de su nueva obra, «Collector», «The Proving Grounds», «Hollow King» y «Strong Reflections». Su sonido intenso y asfixiante logra esa via de escape en el agudo registro de Julian y esa es la muestra que su sonido está consolidado.

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La ascensión como la espuma de los berlineses Kadavar está claro que no es fruto de la casualidad. Los había visto en dos ocasiones antes, y con llenos totales. Esta vez también, Razz 2 presentaba un lleno casi total. Un directo que bordó la perfección con un juego de luces perfecto para una atmósfera sobrecogedora. La ejecución de la banda fue perfecta y lograron transmitir lo mejor de su show a un público entregado al éxtasis, electrizantes es la palabra. Los movimientos espasmódicos, cual flagelo cercenado de Lindemann mientras canta y ejecuta los riffs, mantenían al público expectante y con la boca abierta. Brutal el show por parte del frontman. Simon Boutelop, también tiene su espectáculo particular al bajo con movimientos sigilosos, que imponen por su envergadura.

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En ciertos pasajes desafiaban al público tocando desde el mismo filo del escenario. Lo de Tiger en la batería tampoco pasa desapercibido pues lleva un ventilador detrás con el que logra una sensación visual de slow motion, con su cabellera al viento que es digno de observar. Abrieron con «The end» y poco a poco caen perlas como «The Devil’s Master», «Demond In My Mind» o la coreada «Die Baby Die». Para los bises dejaron esa joya llamada «Children of The Night», «All Our Thoughts» y «Come Back Life». Sin duda uno de los conciertos de este 2019.

Ymir Peiró

Hay que reconocer que a veces te encuentras promotores que arriesgan por diferentes motivos y eso es muy de agradecer por la gente que tenemos la suerte de ir a conciertos de forma habitual ya que te aportan ese plus de novedad o reto que los conciertos mayoritarios no hacen.

En este caso nos citaban un domingo (día vago por antonomasia) para un concierto de Stoner Rock, lo cual puede parecer uno de los planes más soporíferos para muchas personas. Aún así, Madness Live arriesgó y ganó, con una sala de aforo más que aceptable. No era para menos, la calidad de las bandas y de sus últimos trabajos editados nos tenía a la expectativa. Arriesgado, sí. Pero como asistentes nos ganamos cada una de las notas que nos prepararon.

Empezando por los más noveles, Hällas, que nos metieron en una nave espacial llena de ácido lisérgico y nos mandaron a cabalgar estrellas. Cerrando sus compuertas a ritmo de teclado pesado y voz chirriante, nos pasearon por un cosmos setentero de matices armónicos y densos. No sé cómo no me había imaginado que siendo suecos y setenteros tenían pocas probabilidades de decepcionarme. Si su disco debut me gustó, su directo puedo decir que está a la altura. Además ya han sacado single adelanto de su nuevo trabajo.

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Nuestro viaje tenía una parada a mitad del recorrido en el planeta rojo. Los franceses Mars Red Sky, que yo no había visto antes, nos adentraron más aún en la atmósfera densa e irrespirable de la distorsión. La propuesta más difícil de digerir para quienes gustan de cantar y bailar canciones. Esto era puro deleite para los oídos y el cerebro, usando más sonidos sinusoidales que Tool. Mars Red Sky son unos maestros de la elasticidad del tempo, juegan con él alargándolo y contrayéndolo como les apetece, una delicia. Lástima que tuvieran problemas técnicos con el pedal de la guitarra y hubieron de reducir su set en dos canciones. Eso sí, nos citaron para una próxima ocasión. Iremos ¿no?

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El último de los viajes nos llevaría a recorrer el espacio sideral en una ruta de lunas y agujeros negros, la locura de cabalgar sobre una sección rítmica a base de bajo y batería imponentes. A estas alturas ya ha habido varias ocasiones de ver a Kadavar en la península y cada vez reúnen a más lunáticos adoradores del ritmo frenético y la voz interestelar. No puedes más que adorar el cuidado de la puesta en escena sin decoración superflua, la presencia y la actitud de la banda. Su maestría en lo musical y dominio de la elasticidad del tempo que, si nos había impresionado con los anteriores Mars Red Sky, «Into the Wormhole» superó. Por sacar alguna pega, lo que me viene fallando en sus actuaciones es que «Die Baby Die» queda muy floja, y es de mis favoritas en disco.

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Con la sensación de haber viajado a años luz de la Tierra y encontrándome algo mareada, salí de la sala compartiendo con allegados y ajenos lo espectacular de la experiencia vivida. Un concierto que por arriesgado no se vio penalizado y que disfrutamos como verdaderos locos de la música.